Niño

Pequeños revoltosos

¿Qué hacer con niños revoltosos?

¿Qué hacer con niños revoltosos?

Cómo mantener el control, y la propia cordura, cuando los chicos se niegan a seguir las reglas.

¿Qué hacer con niños revoltosos?

¿Cuántas veces una madre termina renegando su rol y mirando para otro lado porque no tiene tiempo de corregir las picardías de sus hijos? El miedo constante es “¿Estaré criando a un monstruo?”.

Algunos niños son temperamentalmente más difíciles que otros, mientras que algunos son desobedientes porque las reacciones de sus padres los alientan a serlos. Lo cierto es que los niños necesitan límites firmes y claros.

Una iniciativa que podría ayudar sería colgar en la heladera una lista de las reglas más simples de la casa para que les recuerden a todos sus integrantes qué es lo que no se va a tolerar. Si se cuenta con la energía y la dote artística, también se podrían ilustrar con ánimos de ser más didácticas. Los niños eventualmente las van a recordar si se toma el trabajo de mostrar las reglas cada vez que se rompen.

Aquí algunas situaciones típicas de desobediencia:

Confundir el puré de zapallo con avioncitos y tirarlo por toda la casa:

Al principio, los bebés juegan a esto más como una prueba a las leyes de la gravedad que una prueba a sus madres.

Una vez atravesado el año, sólo lo hacen porque es divertido. Pero ojo, lo hacen una vez que hayan terminado de comer y no tengan hambre, así que el truco de “Si seguís tirando la comida te quedás sin comer” puede que ya no funcione.

Existe una estrategia que lo que tiene de exigente lo tiene de eficaz. Ensucia, lo limpia. Permite que el niño viva las consecuencias de sus acciones. Es importante mantenerse firme hasta que realice un buen intento de limpiarlo, aunque esto signifique mucho llanto y pataleo.

Las malvadas hormigas en la cola que no permiten que los bebés se queden quietos en el cochecito:

La mejor manera de calmarlos es brindarles una oferta que no puedan rechazar: permitirle usar un juguete que le guste mucho únicamente en el cochecito.

La clave es que el niño entienda que este juguete especial sólo se permite si se porta bien y se queda quieto en los paseos.

Cuando el look que eligió mamá no les gusta

Las leyes de Murphy deberían incluirla: Cuanto más apurada estés, más resistencia van a poner a la hora de vestirse y salir.

Cuando los niños insisten en vestirse solos por lo general o no están al tanto de la sensación térmica y por lo tanto les parece buena idea ponerse el traje de baño en pleno julio o les resulte apropiado ir al cumpleaños de 80 del abuelo con el disfraz de campanita (cuanto más verde fluor, mejor).

Quizás una alternativa a este papelón es separar ropa adecuada en un cajón que diga: “Hoy me visto yo” y una vez por semana permitirles que elijan por sí solos lo que van a usar.

La otra posibilidad es dejarlos que se pongan lo que se les antoje y preparar un cartel para que se pinchen sobre la ropa que diga “Hoy me vestí yo sólo” y así negar la culpa y cualquier relación con aquel asesinato a la moda.

“El nene no me duerme la siesta”

La peor noticia del día es cuando a un niño le dicen que tiene que dejar de jugar para cerrar los ojos y descansar. Mientras a ellos les resulta súper aburrido, a la madre se le hace agua a la boca.

La salida más estricta, pero quizás la más eficaz, es mantenerte firme a la rutina. ¿A las tres se duerme la siesta? Entonces a las tres se va al cuarto, se apagan las luces, se cierran las persianas y se acuesta en la cama. Sin atajos, sin tratos, nada. No va a ser fácil y no va a ser divertido pero a la larga se va a dar cuenta que el mejor camino es ser obediente, en este y en otras situaciones de la vida.

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