Niño
1 año

Alimentación complementaria

Alimentación complementaria

El proceso lleva tiempo, no se da de un día a otro. Será necesario tener paciencia, estar tranquilo y disfrutar de cada instante al acompañar al niño en una experiencia nueva.

Alimentación complementaria

¿Por qué no es igual brindarle alimentos específicos para bebés, que sentarlo a la mesa con la familia y compartir, todos, la misma comida?

Desde aproximadamente los 6 meses de edad, el niño ya está preparado para comenzar a comer otros alimentos diferentes a la leche materna; y seguramente desde tiempo atrás ya muestra deseos de llevarse a la boca alimentos que consumen otros.

Si bien el cuerpo humano es extraordinariamente capaz para adaptarse a situaciones que demandan esfuerzos especiales, al llevarlas al extremo se corre más riesgo de que puedan ocasionarle un daño o disminuyan su eficiencia. Por eso, se han estudiado, y se recomiendan, pautas especiales para lograr la introducción de los alimentos de la manera más segura. El profesional de la salud sabrá guiar en este aspecto y estará presente para resolver las dudas.

El proceso lleva tiempo, n se da de un día a otro. Será necesario tener paciencia, estar tranquilo y disfrutar de cada instante al acompañar al niño en una experiencia nueva.

Al comenzar, es normal que el bebé escupa la comida, y que se interprete como rechazo por el alimento. Es importante saber que existen otras causas. Puede darse que todavía se mantenga el reflejo llamado “de protrusión”, que consiste en sacar la lengua ante el contacto de la misma con algún objeto. Este reflejo se hará cada vez menos intenso hasta desaparecer en esta edad. También la masticación recién comienza a ejercitarse y el control de los movimientos mejorará con la maduración y la práctica. Por otro lado, la sensación de sabores nuevos y desconocidos frecuentemente no es aceptada y será necesario insistir luego uno o dos días, varias veces, hasta crear acostumbramiento.

Cada alimento se incorporará a su debido momento. Debe realizarse de manera oportuna. Una introducción demasiado temprana puede implicar mayor riesgo de desarrollo de alergias; menor absorción de nutrientes por exigir una digestión todavía no desarrollada; o mayor riesgo de contaminación por vehiculizar microbios peligrosos. Al mismo tiempo, retrasar la introducción de los mismos interfiere con el aporte adecuado de nutrientes, la creación de hábitos saludables y la adaptación a nuevos estímulos sensoriales y digestivos.

La cantidad de alimento también será un factor que se incremente paulatinamente, adecuándose a la capacidad gástrica del niño a medida que va creciendo. Ésta característica influye directamente en la concentración de energía y nutrientes que brinde la comida, ya que al tener menor volumen deberá tener una mayor calidad nutritiva.

Por último, la evolución de la consistencia también presenta sus motivos: facilitar el control del alimento dentro de la boca, evitar que el niño se ahogue por atragantamiento y, al mismo tiempo, permitir la exploración de nuevas texturas que también influirán en la aceptación de alimentos.

Brindarle al niño una alimentación específica para él no es un capricho. Tener presente las razones que sustentan las recomendaciones brinda mayor libertad a la hora de tomar decisiones sobre la salud del niño. Nunca dude en preguntar al profesional acerca de todas sus dudas.

Luego de transitar esta etapa, siempre con el acompañamiento de la lactancia materna, el niño ya podrá compartir la mesa familiar y continuar con otro tipo de aprendizaje.

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