Embarazo

Infecciones durante el embarazo

Infecciones durante el embarazo

Son numerosas las infecciones que pueden ocurrir durante el embarazo y que significan un riesgo para el feto o recién nacido. La transmisión de estas infecciones de la madre al hijo.

Infecciones durante el embarazo

¿Cómo se presentan las infecciones durante el embarazo?

  • Durante el embarazo, principalmente por vía transplacentaria y con menor frecuencia por vía ascendente, dando lugar en el niño a infecciones congénitas.
  • Durante el parto, a través del contacto con secreciones infectadas en el canal de parto, dando origen a infecciones perinatales.
  • Después del parto, a través de la lactancia materna o contacto con secreciones maternas, dando origen a infecciones post-natales.

Estas tres vías de transmisión constituyen la llamada transmisión vertical de infecciones.

Prevención: Existen diversas medidas preventivas para las infecciones de la mujer embarazada con riesgo para el hijo, que han sido implementadas en distintos países. La primera línea de prevención la constituye la vacunación de la mujer antes del embarazo. Idealmente toda mujer en edad fértil debería estar vacunada contra rubéola, varicela (en caso de historia o serología negativa), hepatitis B y difteria-tétanos (refuerzos cada 10 años). Además, por el mayor riesgo materno de complicaciones, se recomienda la vacunación contra la influenza durante el embarazo.

Tipos de Infecciones que se presentan durante el embarazo:

  • INFECCIÓN POR ESTREPTOCOCO DEL GRUPO B

El estreptococo del grupo B (EGB) produce una infección congénita grave que en Estados Unidos afecta cada año a 1-4 neonatos por cada 1.000 nacidos vivos. Existen dos tipos de infección neonatal por EGB: precoz y tardía. La infección precoz suele ser evidente durante las primeras horas de la vida y reúne las características de una infección progresiva generalizada.

La infección tardía suele aparecer al menos 5 días después del nacimiento, y la manifestación predominante es una meningitis. El EGB coloniza el tracto genitourinario del 10-35% de las mujeres en edad fértil. La muestra rectal tiene una importancia especial, ya que la colonización del canal del parto es secundaria a la colonización de la región anorrectal, que es el hábitat principal de la bacteria.

Diagnóstico: la mejor forma de abordaje para efectuar el diagnóstico de colonización materna intraparto es la obtención de muestras procedentes del tercio inferior de la vagina y de la región anorrectal.

Tratamiento: la ampicilina es el fármaco de elección en el tratamiento de las embarazadas en situación de riesgo, ya que este fármaco cruza fácilmente la placenta, llegando hasta el feto y el líquido amniótico.

  • INFECCIÓN POR CITOMEGALOVIRUS (CMV)

La infección por citomegalovirus (CMV) es la infección congénita más frecuente y la causa infecciosa más importante de retraso mental y de sordera congénita.

Transmisión: El CMV se excreta en la orina, en el semen, en las secreciones cervicales y en la saliva, de modo que la vía de transmisión puede ser sexual, respiratoria o mediante contacto con orina o saliva infectadas. Las pacientes con infecciones primarias pueden desarrollar un síndrome mononucleósico de malestar general, linfadenopatías y hepatosplenomegalia. Sin embargo, el cansancio es el síntoma más destacable. El resultado de la infección prenatal será de acuerdo al estadío gestacional en que se desarrolla la infección: en el primer trimestre genera grandes daños que producen abortos; en el segundo trimestre, recién nacidos que son sintomáticos; mientras que en el último, todos son asintomáticos inmediatamente después del nacimiento.

Diagnóstico: El patrón ideal para el diagnóstico de infección por CMV es el cultivo del virus. Durante la infección aguda, se puede recoger CMV de la orina, de la garganta y de la sangre. La fuente más fiable es una muestra de la primera orina de la mañana. Los estudios serológicos también pueden ser útiles en el diagnóstico de la infección aguda.

Prevención:  La infección por citomegalovirus tiene alta prevalencia en la población general. No existen vacunas contra el CMV por lo que se sugiere realizar controles serológicos para investigar el estado inmunológico.

  • RUBÉOLA

El virus de la rubéola en su forma nativa es muy contagioso, precisándose tan sólo un mínimo contacto para que se produzca la transmisión. La rubéola se da predominantemente en niños pequeños y adolescentes, sobre todo en primavera. Es típico de la enfermedad la aparición de un exantema caracterizado por brote maculopapular que comienza en el tórax superior y se disemina en dirección centrífuga hasta la cabeza y extremidades; adenopatías retroauriculares, síntomas pseudogripales y artralgias o artritis. La transmisión suele producirse por contacto con las secreciones nasofaríngeas.

El virus de la rubéola es teratógeno. Tanto si la infección materna es clínicamente aparente, como si es completamente silente, puede dar lugar a infección en el feto.

Las consecuencias fetales de la rubéola durante el primer trimestre, van desde la no infección o la infección inaparente sin consecuencias clínicas, hasta la afectación aislada de un órgano (típicamente el oído) o la afectación multiorgánica, con daño leve o grave. La infección contraída durante las primeras semanas de la gestación se asocia con una duplicación de la tasa de abortos espontáneos. Las alteraciones más frecuentes asociadas con la infección en el primer trimestre son: pérdida de la audición en el 60-75% de los casos; defectos oculares en el 50-90%; cardiopatía en el 40-85% y retraso psicomotor en el 25- 40% de los niños afectados.

Diagnóstico: La pieza clave para efectuar el diagnóstico de la infección materna es la realización de pruebas sexológicas. El estudio serológico se realiza a mujeres que desean embarazarse, a pacientes con exposición y contactos y a gestantes con cualquier brote sospechoso.

Tratamiento: Es sintomático y preventivo, se aconseja evitar contagios y se recomienda la anticoncepción en tiempos de epidemias. La gammaglobulina solo tiene utilidad si se administra entre 48 y 72 horas posteriores al contacto, ya que en estas condiciones previene la viremia materna.

La aplicación de la vacuna puede producir en el 10 al 50% de los casos febrícula, y artralgias, logrando en el 95% de las personas, formación de anticuerpos.

Es aconsejable la vacunación profiláctica en mujeres en edad reproductiva, que no hayan tenido infección, según la presencia o no de anticuerpos, y evitando el embarazo durante los tres meses posteriores a su aplicación. Dado lo riesgoso de la inmunización durante el embarazo, esta contraindicada la vacunación durante el mismo, porque los riesgos fetales pueden alcanzar el 2%.

Comité Científico de Vacunar Centros de Vacunación

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