Bebé

El desarrollo del bebé recién nacido

El desarrollo del bebé recién nacido

El bebé llegó y su llanto retumba en la sala de parto. Sus cinco sentidos ya están a pleno y empieza a conocer el mundo que lo rodea. Cómo son las primeras seis semanas de la vida del bebé. La caída del cordón, los cólicos, la regurgitación y la ictericia. Cuidados para tener en cuenta.

El desarrollo del bebé recién nacido

El mundo del recién nacido es un mundo fascinante. Ese bebé tan frágil y pequeño posee  capacidades inimaginables. Cabría preguntarse cuáles son dichas capacidades y qué sabe hacer un bebé que acaba de nacer. En primer lugar, el recién nacido usa perfectamente bien sus cinco sentidos, sentidos que le permiten comunicarse con su mamá y el mundo.

Años atrás, por ejemplo, se creía que los bebés recién nacidos no veían o tenían una visión defectuosa. Hoy esta suposición quedó desechada. Está comprobado que los recién nacidos ven. Y, su visión de todo objeto que se coloca entre 20 y 30 centímetros de la vista es perfecta. Justamente esa es la distancia en la que está ubicada la cara de su mamá cuando le está dando el pecho. Escucha, incluso desde la panza, y sabe distinguir sonidos, como los latidos del corazón de su mamá, que lo acompañaron durante 9 meses. Por eso se tranquiliza cuando ella lo coloca cerca del pecho. Reconoce su voz y la de su papá y pronto aprenderá a asociarlas con las caras. Su olfato es intenso y siente el olor de su mamá y lo vincula con el olor de la leche. Prefiere los sabores dulces como el de la leche materna y, mientras es amamantado, parece dormido, pero si su mamá intenta retirarlo, seguirá succionando. Disfruta estando conectado con ella a través de los cinco sentidos.

¿Qué hace un bebé recién nacido? Duerme entre 18 y 20 horas por día. Pero tiene distintos tipos de sueño: profundo, ligero -sus ojos están cerrados pero parecen moverse, hace muecas y tiene el puño cerrado- y somnoliento. También posee diferentes llantos y su mamá aprende a diferenciar si llora por hambre, porque está sucio; tiene sueño, necesita estar con ella y que lo acune, o sólo quiere ejercitar sus pulmones. Principalmente, lo que el bebé requiere es contacto físico con su mamá. Y ese contacto es un gran estímulo. En este aspecto, el doctor Gustavo Pueta, médico pediatra, asegura que la forma más completa de estimular al bebé es “a través de la lactancia materna, el contacto piel a piel; contacto visual; auditivo a través de una voz tranquila y suave; las caricias y los besos. Todo esto estimula para un mejor crecimiento y seguridad .

Para  la elección del pediatra, muchas mamás prefieren hacer una consulta prenatal. Así, cuando el bebé nace ya saben quién será su médico. La primera visita, después del parto, se produce, en general, entre la primera semana y los 10 días de nacido. Luego, el bebé irá al pediatra una vez por mes, hasta el año, y después, cada tres meses.

Igualmente, en el hospital o sanatorio, los neonatólogos son las primeras personas que se ocupan de la evolución del bebé. El doctor Pueta enumera los estudios que se le hacen al recién nacido. “El primero de ellos es el Test de Apgar, medida de evaluación del recién nacido, que se toma al minuto y a los 5 minutos de nacer. Mide la frecuencia cardíaca, el esfuerzo respiratorio, el tono muscular, la irritabilidad refleja y el color. Se establece un puntaje y, sobre todo con el segundo valor, se tiene una correlación con la evolución inmediata y mediata del recién nacido”, explica. También se refiere al examen para detectar fenilcetonuria e hipotiroidismo congénito. “La fenilcetonuria es una enfermedad genética que provoca un trastorno del metabolismo de un aminoácido que se llama fenilalanina”, subraya el médico. “Esta sustancia puede estar en concentraciones altas en el organismo del bebé que, al no poder degradarlo por el defecto genético, se acumula en el cerebro del recién nacido provocando retardo mental severo. Si se detecta precozmente, mediante un análisis de sangre sencillo -una pequeña gota de sangre que se le extrae al bebé- se puede prevenir con dietas especiales. Por ley, en nuestro país, todo hospital y sanatorio debe perseguir esta enfermedad junto con el hipotiroidismo congénito, concluye, asegurando que el examen debe hacerse dentro de las 48 horas posteriores al nacimiento.

Al examen físico de rutina, se le agregan los estudios auditivos. “El pediatra puede evaluar someramente la  audición mediante el reflejo cócleapalpebral, que consiste en provocar un estímulo auditivo cerca del bebé (una palmada) y esperar que el niño frunza el ceño y cierre los ojos”, relata y agrega que, en los últimos años, se está utilizando el método de screening (investigación) llamado otoemisiones acústicas. “Se trata de un estudio sencillo que se realiza en la nursery para evaluar el oído interno del bebé, explica.

Con respecto a las vacunas y, de acuerdo al calendario oficial de vacunación, el bebé recién nacido debe recibir dos vacunas: BCG contra la tuberculosis y la vacuna contra la hepatitis B.

Otro tema que puede interesar a las mamás es el cuidado que requiere el cordón umbilical. El doctor Pueta comenta que se trata de un tejido muerto, inerte, que no molesta al bebe pero que exige de cuidados para evitar la sobreinfección bacteriana. “Debemos ayudarlo a que se seque tocándolo con una gasa con alcohol en cada cambio de pañal y dejarlo al aire libre (sin cubrir ni usar gasas y ombligueras). Al caer, puede sangrar un poco (hay que recordar que está formado por vasos sanguíneos) y, pasadas las 48 horas, se puede bañar al bebé”. En cuanto al baño en sí, se recomienda el uso de jabones neutros y la temperatura del agua debe ser, aproximadamente de 37 grados. Para higienizar la cola del bebé, es aconsejable usar óleo calcáreo y algodón. La cola de las bebas se limpia hacia atrás. En cambio, en los varones, se realiza el movimiento inverso.

Tanto en la bañadera como en el cambiador, es indispensable mantener vigilado al bebé y tener preparados de antemano todos los elementos que se vayan a necesitar para bañarlo o cambiarlo, a fin de no perder el contacto visual con el bebé mientras se busca algún implemento para su cuidado.

El abrigo es un aspecto que genera dudas. Ante esa consulta, el doctor Pueta aclara que, si se trata de un bebé de término y con peso adecuado, la mamá debe tener en cuenta que tiene el mismo calor y frío que ella. “No hay que sobreabrigar ni desabrigar. Distinto es el bebé prematuro o de muy bajo peso, que requiere de cuidados especiales y con quien más aún se debe seguir el consejo del médico .

A la hora de los paseos, recuerda que si bien no hay pautas universales, se debe prestar atención a ciertas consideraciones: 

  • Los días siguientes al nacimiento del bebé son un período extraordinario y único para conocerlo más y fortalecer el vínculo. Esto exige mucho descanso y energía por parte de la mamá. Se deben estudiar ritmos, rutinas y horarios con la mayor tranquilidad posible.
  • No se aconseja llevar al recién nacido de un lado a otro ni a lugares concurridos (shoppings , cines, restaurantes, etcétera). Poco a poco, en la medida en que el bebé establece su ritmo y se van decodificando mutuamente madre e hijo, se pueden realizar paseos cortos, teniendo sentido común en cuanto a los destinos elegidos y siempre con el consejo del pediatra y su criterio.

Si bien la regurgitación -situación en la que una pequeña parte del contenido del estómago sale por la boca- puede asustar un poco, se debe a que, en el bebé pequeño, la válvula que cierra el paso para atrás del contenido del estómago no está tan madura como en el niño mayor o el adulto. Cualquier situación puede desencadenar la regurgitación: el zarandeo, poner al bebé boca abajo, apretarlo suavemente o los propios movimientos del estómago. En el vómito, en cambio, el contenido del estómago es expulsado con suficiente fuerza como para arrojarlo algunos centímetros lejos de la boca. Si bien se trata de acciones inocuas, es bueno consultar al médico si el bebé vomita muchas veces, regurgita grandes cantidades de leche o no aumenta mucho de peso. De todas formas, estas dos situaciones suelen disminuir con la edad, aunque existen bebés que son más vomitadores que otros.

La ictericia o el "estar amarillos" en recién nacidos suele ser fisiológica, benigna, y autolimitada. Aparece en el primer día de vida en casi todo recién nacido y cede sola en los primeros días. Si esto no ocurre, el tratamiento más frecuente es la exposición normal a luz visible. La forma más sencilla consiste en colocar al recién nacido cerca de la luz indirecta de una ventana, en un cuarto luminoso, pero siempre de acuerdo con prescripción médica.

Los cólicos también pueden convertirse en otra fuente de angustia de las mamás. En FUNDALAM (Fundación para la Lactancia Materna) recomiendan distintas formas de alzar al bebé para ayudarlo a sentirse mejor:

  • Colocar el abdomen del bebé sobre el antebrazo, su cabecita en el ángulo anterior del codo y la mano de la mamá sostiene la piernita. Apoyar la muñeca contra el abdomen del bebé, haciendo presión para que salga el gas. 
  • Otra posición consiste en que la madre coloque su antebrazo contra su cintura y lo use como una silla donde sienta al bebé, sosteniéndolo contra ella con su otra mano. Esta posición hace que los músculos de las nalgas se abran dejando pasar el gas más fácilmente. 

Además de los cólicos, vómitos y regurgitaciones, entre otras cosas, es fundamental que los padres del bebé lo protejan del cigarrillo. De acuerdo a la Sociedad Argentina de Pediatría y UNICEF, la exposición a un ambiente con humo de cigarrillo produce un aumento de las enfermedades respiratorias, disminución de la función pulmonar y aumento de la incidencia del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. Por ello, no se debe fumar en los lugares donde está el bebé y, si sus padres fuman, quizás ésta sea la oportunidad para dejar de hacerlo. La salud  del bebé vale el esfuerzo. 

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp

cargando

cargando comentarios