Niño
1 año

El primer cumpleaños

El primer cumpleaños

Llegó el gran día. El primer cumpleaños del bebé suele ser un motivo de gozo y de celebración, tanto para los padres como para los abuelos, los tíos y amigos que forman parte de su entorno. Llevar a cabo la preparación del festejo es una tarea que requiere tener en cuenta los gustos y las necesidades del bebé. El respeto por el ánimo del niño es clave. Opciones para celebraciones infantiles con ayuda especializada y recomendaciones para mamás.

El primer cumpleaños

Llegó el momento tan esperado: el primer cumpleaños. Abuelos, tíos, primos y amigos de la familia están listos para agasajar al cumpleañero. Tal vez, la mamá se ha pasado meses tratando de que el benjamín aplauda, cantándole “Feliz Cumpleaños” o enseñándole a soplar las velitas. O ha preparado una gran fiesta, con souvenirs que hacen juego con los centros de mesa. Pero sucede que, muchas veces, tamaño esfuerzo de producción acaba con los nervios destrozados del bebé, que se asustó de los payasos, el exceso de ruido y se “pasó de revoluciones”: es que ese día, la estrella de la fiesta sólo quería dormir su siesta tranquilo.

Por todas las expectativas que despierta, la fiesta del primer cumpleaños del bebé tiene que ser cuidadosamente planificada. Según Margarita Artusi, psicóloga y animadora de fiestas infantiles, “este es el cumpleaños más emocionante, donde la familia también es protagonista”, cuenta.

Música, canciones, títeres o cuentos, son las actividades preferidas por los chicos. “No tiene que ser una fiesta muy “ruidosa”, sino que debe haber momentos de cierta tranquilidad”, aconseja. Y si el del cumpleaños se duerme, hay que respetarlo. A pesar de que los invitados son en su mayoría adultos, Artusi recomienda no  hacerlo muy tarde, sino adecuarse a los horarios en que el bebé está más activo y de buen humor.

En cuanto a los invitados pequeños, es una fiesta de edades heterogéneas ya que el cumpleañero por lo general, todavía no va al jardín, y entonces sus invitados suelen ser primos o hijos de amigos de los padres. “Si hay muchos chicos que rondan los dos años, se requiere mucho la participación de los grandes, especialmente de los papás, ya que la individuación psicológica se logra a los 3 años”, explica.

A esta edad, los chicos tienen un período de atención muy corto -de alrededor de 10 o 15 minutos-. “Por eso, cuando la mayoría de los invitados rondan el año, se los invita a explorar materiales con consignas abiertas y simples y no se organizan juegos, ni competencias”, explica Daniela Rago, psicopedagoga y animadora de fiestas infantiles (Do, Re, Mi, 4790-8401/ 0545 mail: dolsol@arnet.com.ar).

Entonces, burbujas, peloteros de tela, juegos con masa, son los indicados. “Las consignas son flexibles, se les permite tocar y manipular los materiales y se repiten actividades que les han gustado mucho”, explica Rago. La música tiene que ser suave y no estridente. Por ejemplo, para el carnaval carioca se puede intentar hacerlos bailar con canciones que conozcan bien, aunque no se aconsejan los disfraces -recién a los 3 años comienzan a gustar de disfrazarse-. Los títeres de animales de granja, por lo general, los divierten mucho porque los sonidos de animales son familiares para ellos. “Usualmente, los quieren tocar, así que se los acercamos a ellos”, dice.

La aparición de cualquier personaje tiene que ser cuidadosamente preparada. “Por ejemplo, si va a aparecer Mickey hay que avisarles con anticipación y que aparezca muy de a poquito, primero mostrarles una mano o el zapato, el cuerpo y, finalmente, la animadora se pone la careta delante de ellos”, cuenta.

La comida hay que adaptarla a lo que coman los chicos -desde “de todo”, a cosas más especiales-. Los sandwichitos de miga de jamón y queso, arrollado de dulce de leche o pizzetas no suelen fallar. “No hay que hacer nada estrafalario, sino lo básico”, aconseja. Algunos chicos de esta edad no están habituados a tomar gaseosas y prefieren agua mineral o jugo de naranja, por eso deben estar presentes estas opciones en la mesa.

“Los chicos por lo general están ansiosos porque sienten que su mamá lo está; a veces lloran o están muy mimosos pero siempre están contentos durante la fiesta”, cuenta Rago.

Algunas recomendaciones más pueden ser tenidas en cuenta, especialmente si la mamá será la organizadora principal de la fiesta y no contará con ayuda especializada:

Parece obvio, pero la fiesta tiene que adecuarse al bebé. Si él es muy sociable o le gusta la música, puede invitar a muchos amigos pero si no, conviene frenarse un poco. Es preferible una fiesta con menos gente, pero que el chiquito la disfrute más.

Los adornos también tienen que ser limitados a un motivo que el chico aprecie y se recomienda que la decoración no sea exagerada: los nenes de un año se asustan fácilmente. Una opción puede ser mostrarle los elementos decorativos un tiempo antes de la fiesta, para que ya los reconozca.
Para asegurar su entusiasmo y su participación en el cumple, unos meses antes se le puede cantar la canción del “Feliz cumpleaños”, enseñarle a apagar las velitas o a aplaudir. Si lo hace, bien. Pero puede pasar que esto no sea un juego divertido para él. Si el bebé no demuestra ganas de aprender estas destrezas o no se divierte con el intento, hay que olvidarlo. Tal vez quiere concentrarse en sus primeras palabras o en aprender a saludar.

La hora de la fiesta también es importante. No debe interferir en su siesta, ni en sus horarios de comida. Probablemente ese día él sienta la ansiedad o nervios de la mamá -si se organizó una gran fiesta o tiene que estar pendiente de muchas cosas- y también esté un poco más nervioso -demore en dormirse o esté más llorón-.

El ambiente tiene que ser preparado a prueba de chicos que gatean, se meten cosas a la boca y tocan todo. Muchas veces los pequeños invitados tocan cosas que al del cumpleaños no se le ocurriría tocar. Por eso, si es en su casa, hay que prepararla para la ocasión y que sea en un ambiente despojado de peligros y de objetos rompibles.

No hay que exigirle que sonría para la foto o que se saque fotos con todos los invitados, que sople las velitas o que exhiba todas sus gracias a los presentes, sino dejar que el bebé disfrute la fiesta a su manera.

La comida del bebé en este día tiene que ser la habitual. Cuando llegue el momento de la fiesta, el bebé tiene que estar bien descansado y haberse alimentado adecuadamente. También hay que estar dispuestos a dar la mamadera o el pecho en algún momento.

La fiesta no debería durar más de una hora y media o dos, a lo sumo, para que el bebé no se canse o excite demasiado.

Y más allá de estas consignas, el entusiasmo de la familia hará que esta fiesta sea el broche de oro para cerrar una etapa tan importante en la vida del niño: su primer año de vida.

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