Niño
1 año

¿Vamos a la plaza?

¿Vamos a la plaza?

Aunque los juegos de la plaza están pensados para chicos más grandes, los bebés de menos de 2 años encuentran allí un entorno ideal para explorar y desarrollar sus habilidades motrices. Saltar, tirar, colgarse, balancearse, correr: en la plaza hay espacio para todo.

¿Vamos a la plaza?

Entre los 12 y los 24 meses, el desarrollo de la motricidad gruesa es notable. La evolución se nota semana a semana y el bebé parece concentrar toda su energía en sus nuevas capacidades de movimiento. Un día, el experto gateador se transforma en dudoso caminante. Pero una vez que cobra seguridad sobre sus dos pies, las posibilidades de movimiento son ilimitadas: correr, trepar, empujar, saltar con los dos pies, colgarse, balancearse...  

Con la llegada de los días cálidos, la plaza se convierte en el entorno ideal para que el bebé explore y desarrolle  estas nuevas habilidades. Aunque los juegos de la plaza están pensados para chicos más grandes, él podrá hacer su propio uso, adaptado a  sus posibilidades y habilidades, y siempre en compañía de un adulto.

Algunas destrezas motoras que podrá desarrollar en la plaza:

Empujar y tirar: Los juguetes para empujar son ideales para los que todavía están aprendiendo a caminar. La famosa "zapatilla" –hoy disponible en una interminable variedad de formas y modelos– les permite combinar las habilidades que ya desarrollaron, como levantarse del suelo y pararse, con la que están tratando de adquirir, caminar.

Impulsarse y manejar: No ya como apoyo para caminar, sino como medio de transporte, las "zapatillas" y otros vehículos son ideales para la plaza. A bordo de su propio medio de locomoción, aprenden a impulsarse con las piernas. Al principio suelen mover los dos pies al mismo tiempo, y después los alternan. Todavía son muy chicos para pedalear, pero seguramente se muestren curiosos por los triciclos de los más grandes.

Arrojar y agarrar: Tirar, agarrar o hacer rodar pelotas de distintos tamaños permite desarrollar la agilidad y la coordinación de las manos con la vista. La coordinación necesaria para arrojar o hacer rodar una pelota suele alcanzarse entre los 18 meses y los tres años. Es preferible hacer rodar la pelota al ras del piso, antes que tirarla por el aire. En estos juegos suele empezar a manifestarse la preferencia por la mano derecha o la izquierda, algo a lo que es bueno prestar atención.

Trepar y colgarse: Al trepar, disfrutan de la nueva perspectiva que les brinda una altura superior a la suya; y colgándose experimentan el vértigo de probar los límites. Pueden subir y bajar los dos primeros peldaños de los pasamanos o las trepadoras y colgarse durante unos segundos. También son especiales para esto los "circuitos de aventura" con puentes colgantes, que presentan cierta inestabilidad. Cualquiera de estas actividades debe realizarse con la ayuda del adulto: en este caso no alcanza con mirarlos, es necesario llevarlos de la mano y estar listos para un "salvataje de emergencia", en caso de que les "agarre" miedo o se cansen.

Correr y saltar: Cuando aprenden a saltar con los dos pies, ésta parece convertirse en su actividad predilecta. En la plaza hay una enorme variedad de escalones, bordes y  peldaños desde los que –en principio siempre tomado por las dos manos por un adulto– querrá saltar una y otra vez.

Al ver a los chicos más grandes en los juegos, probablemente querrán estar allí también. Aunque generalmente se cansan rápido, si demuestran interés, es bueno permitir que conozcan los distintos juegos. En las hamacas, el tobogán y el subibaja –adaptando la velocidad y la altura a la edad– pondrán en juego el equilibrio y sentirán el vértigo de algunos segundos de inestabilidad.

Además de estas posibilidades para el desarrollo motor, la plaza es uno de los primeros espacios de socialización temprana. Para los hijos únicos, es una oportunidad de interactuar con personas de su mismo tamaño. Incursionarán en el mundo del juego compartido, aunque mucho más al lado de que con el otro, y seguramente bastará que uno elija una hamaca, un camión o una pelota, para que el otro decida que lo quiere también.

María José, madre de cuatro y abuela de uno recuerda los años de "plaza diaria" con sus dos hijas mayores. Hoy, una o dos veces por semana, vuelve a esa misma plaza pero para llevar a su nieta de dos años, Milagros, que queda a su cuidado tres tardes por semana. "Ver a Mili jugar en este lugar es como revivir los primeros años de mis chicas. Ellas todavía se acuerdan de anécdotas y momentos que vivieron acá: cuando comprábamos maíz para darles a las palomas, la rutina de sacarse la arena de las zapatillas antes de volver, la ansiedad de esperar que se desocupe la hamaca preferida... Y mientras ellas jugaban, yo conocí a muchas otras mamás y una de ellas es todavía una gran amiga mía", recuerda.

Algunas recomendaciones para los juegos

Luego de un recorrido por las plazas porteñas, los especialistas de IRAM (Instituto Argentino de Normalización) formularon estos consejos:

Sin actitudes temerarias. Todos los diseños tienen limitaciones. Las imprudencias están a prueba de cualquier juego.

Autonomía . Es aconsejable que los adultos compartan el juego con los chicos y les enseñen a valerse por sí mismos, a cuidarse solos.

Paciencia. Muchos accidentes en los toboganes se producen a raíz de empujones. Por eso es bueno enseñar a los chicos a que sepan esperar antes de tirarse.

Lejos de las hamacas. Es el mejor modo de no sufrir un golpe. Las normas IRAM imponen una distancia mínima de dos metros y medio delante y detrás de las hamacas. Pero en muchas plazas esto no se cumple.

Trepadores. Hay que estimular a los chicos para que tengan especial atención en sujetarse bien al trepar, y estar atentos para evitar resbalones. Si una de las caras da al cemento, es mejor que jueguen del lado de la arena.

Con la adecuada supervisión del adulto, la plaza es para los chicos un verdadero laboratorio de experimentación, una privilegiada sala de ensayos para sus habilidades motrices y sociales, que están en pleno desarrollo.

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp

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