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1 año

El sueño del niño

Dormirse con la mamadera: cómo combatir el hábito

Dormirse con la mamadera: cómo combatir el hábito

Muchos chicos mayores de dos años están acostumbrados a dormirse con la mamadera. Es un recurso efectivo y fácil para conciliar el sueño, pero, a largo plazo, termina jugando en contra. Asociar otras rutinas y elementos externos al momento de acostarse son dos estrategias útiles para corregir este hábito.

Dormirse con la mamadera: cómo combatir el hábito

Además de ser una fuente de alimento, la mamadera o biberón actúa como un importante objeto apaciguador y reconfortante. Trae reminiscencias del pecho materno y aplaca la ansiedad a través de la succión. Es común, entonces, que muchos de los chicos necesiten de esta variante del chupete para conciliar el sueño, convirtiéndolo en un "sedante" que resulta indispensable cuando llega la hora de la siesta o el sueño nocturno. ¿Cómo es posible modificar este hábito y lograr que los chicos no dependan de este objeto externo para dormir?

La mayoría de los especialistas coincide en que usar la mamadera o biberón para que los chicos se duerman obstaculiza el proceso de aprender a lograrlo solos. Acostarse en la cuna o cama al final de una jornada y conciliar el sueño sin mediaciones externas que dependan de los padres es una meta a alcanzar en esta etapa del desarrollo.

Ana Laura, mamá de Julieta (4) y Santiago (2), confiesa que la mamadera es una tentación para que sus hijos se duerman con facilidad. "Cuando veo que empiezan a llorar y no logran dormirse, enseguida la preparo para que tanto ellos como mi marido y yo podamos acostarnos y descansar de una vez. Me doy cuenta de que la mamadera se está convirtiendo en un elemento imprescindible y que, a la larga, me va a terminar jugando en contra porque no encuentro otra manera de que los chicos se duerman" , confiesa con preocupación.

El médico catalán Eduard Estivill , dedicado a las alteraciones del sueño del niño y co-autor del best seller "Duérmete, niño" , señala que es muy frecuente que los chicos tomen una mamadera de agua o leche para dormirse. Sin embargo, asegura que, en la mayoría de los casos, no lo hacen porque tienen hambre o sed, sino porque lo que realmente quieren es la presencia y el calor de sus padres. Así, la mamadera se convierte en una rutina asociada al sueño que requiere de la intervención de la mamá o el papá para prepararla y, en muchos casos, dársela en la boca a sus hijos. Por ello no deben confundirse las dos cosas: la presencia de los papás para tranquilizar el sueño de sus hijos, por un lado; y la presencia de una mamadera, por otro. Si los padres ordenan las comidas de los chicos para que no necesiten alimentarse justo antes de dormir, se puede proceder a enseñarles a conciliar el sueño sin depender de una mamadera.

Reemplazar el biberón por un objeto de transisión que no exige la intervención nocturna de los padres

Para comenzar, Estivill sugiere reemplazar ese objeto por algún otro que no exija de la intervención de los padres para que lo provean durante la noche, cuando ellos también necesitan descansar. Colocar un osito o una mantita en la cama o la cuna son algunas opciones válidas para niños de esta edad. No son aconsejables para bebés menores del año ya que para evitar incrementar los riesgos del Síndrome de muerte súbita del lactante, según aconseja la SAP, Sociedad Argentina de Pediatría.  Estos objetos les darán seguridad y, al despertar, advertirán que, como siguen cerca de ellos, pueden volver a dormirse en paz. Otro recurso es generar una actividad previa al sueño que se repita siempre, de manera que los chicos sepan que inmediatamente después llega la hora de dormir, y que reemplace el uso de la leche.

Algunas sugerencias:

  • Leerles un cuento y hacerlos participar de la actividad a través de la lectura comentada o la repetición de ciertos fragmentos.
  • Participar de un juego relajado que los divierta, pero que no los estimule demasiado y les impida conciliar el sueño después.
  • Escuchar música y cantar alguna canción que a ellos les guste particularmente.

Cambiar un hábito como el de la mamadera o biberón "como somnífero", fuertemente arraigado en muchos chicos, no es tarea fácil. Sin embargo, a través del ensayo y el error, es posible corregirlo. La clave está en encontrar los recursos que se adecuan a las necesidades, gustos y personalidades de cada padre e hijo. Gracias al ensayo y error, la mamadera o biberón dejará de ser ese elemento indispensable que muchos creían imposible de combatir... y los chicos conciliarán el sueño pacíficamente sin su presencia.

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.

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