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Preparación para la lactancia

Preparación para la lactancia

 

La Lactancia Materna es uno de los mayores actos de amor entre madre e hijo, y una forma más de prolongar el  vínculo teniendo en cuenta que la leche materna es  la mejor opción para alimentar a tu bebé.

Preparación para la lactancia

Desde el punto de vista nutricional, la leche materna es considerada la mejor opción para alimentar a tu bebé. Es un fluido vivo y cambiante que se adapta a los requerimientos nutricionales e inmunológicos del bebé previniendo enfermedades gastrointestinales, respiratorias e infecciones como la otitis media, reduciendo la incidencia de alergias.

También tu cuerpo se beneficia durante la lactancia. La liberación de la hormona oxitocina ayuda a que el útero vuelva a su tamaño normal disminuyendo el riesgo de hemorragias post-parto. Previene enfermedades futuras como el cáncer de mama y la osteoporosis.

El amamantamiento representa para la mamá y el bebé la experiencia básica de recibir: Amor, satisfacción y aprendizaje

El bebé aprende a ser paciente ante el irregular fluir de tu leche (mayor cantidad por la mañana, más escasa por la tarde), al cambio de sabores dado por tu alimentación.

También  aprenderás a entender a tu hijo. Todo tu cuerpo, no sólo tu oído conoce cuál es el llanto que indica que el bebé tiene hambre: la leche fluye involuntariamente ante ese tipo de llanto. Esta sincronicidad mamá-bebé va creando una relación muy íntima e intensa despertando en ambos emociones y sentimientos diversos.

  • El cuerpo se prepara para amamantar

Por influencia de las hormonas placentarias las mamas modifican su forma y tamaño. La piel del pezón y la areola se oscurecen y hay una mayor sensibilidad.

Recordá: La forma y el tamaño de tus mamas o pezones No influyen en tu capacidad para amamantar ni producir leche. Esto depende de una buena prendida, de la succión del bebé y de la intensidad y frecuencia de las mamadas.

  • Cuidado de mamas y pezones durante el embarazo

 

Para la higiene diaria utilizá agua corriente. Las Glándulas de Montgómery ubicadas en la areola lubrican naturalmente tu piel y tienen propiedades antibacterianas, y odoríferas. El uso de jabones o cepillos barren esta grasitud natural favoreciendo la aparición de grietas durante la lactancia.

Tus pezones permanecen gran parte del día cubiertos por la ropa. El calor y la transpiración generan humedad. Es importante mantenerlos aireados  utilizando un corpiño para amamantar  de algodón, sin aro, con la tapa baja o colocar los escudos aireadores. Están formados por un escudo plástico con perforaciones que permiten la aireación y evitan la maceración de la piel y el roce con la ropa. El aro interior se apoya sobre la piel de la areola. El conjunto se coloca entre el corpiño y la mama. El corpiño debe sostener sin comprimir la mama.

Exponer tus pezones al sol unos minutos por día (en horarios adecuados) te ayudará a  fortificarlos y mantenerlos libre de humedad.

Tus pezones están naturalmente lubricados, pero durante el baño diario, el jabón, el shampoo y luego el roce de la ropa barren parte de esa lubricación. Esto se soluciona colocando una gota de calostro sobre tu pezón y areola. El calostro se genera durante el embarazo pero a veces no se hace visible. En este caso colocarás una pequeña cantidad de crema de caléndula que te ayudará a mantener la piel elástica e hidratada.

Solicitá a tu médico obstetra que examine tus mamas y pezones. Él te indicará si es necesario realizar ejercicios para formarlos. Los pezones pueden ser salientes (protráctiles), pequeños o planos, o retráctiles o umbilicados.

  • ¿Cómo reconocerlos?

Con tu dedo pulgar (sobre el borde superior de la areola) y el índice (sobre el borde inferior) formando una  C abierta realizá  un movimiento de pinza acercando ambos dedos.

Si tu pezón se proyecta hacia afuera es un pezón protráctil o saliente. La mayoría de las mujeres tienen este tipo de pezones.

Si sobre sale muy poco sobre la piel de la areola, es un pezón plano.

Si se hunde o retira dentro de la mama al pinzar la areola es un pezón retráctil o umbilicado (queda similar a un ombligo, por eso lleva ese nombre). Generalmente salen cuando se los estimula o mama el bebé y se vuelven a hundir (son los pezones umbilicados falsos). Los pezones umbilicados verdaderos son poco frecuentes.

Al final del embarazo algunos mejoran su forma o se corrigen espontáneamente.

  • ¿Cómo tratarlos?

Consultá con tu médico obstetra sobre la posibilidad de realizar los siguientes ejercicios a partir del sexto mes.

Lubricá tus manos con  una pequeña cantidad de crema de caléndula antes de realizarlos para que tus dedos se deslicen suavemente sobre la piel.

Con tus dedos índice apoyados a cada lado del pezón, estirar suavemente la piel de la areola hacia afuera. Después cambiá de posición: índice arriba y abajo del pezón, estirar nuevamente la areola. Otro ejercicio consiste en tomar el pezón por su base con los dedos  pulgar e índice y girarlos hacia un lado y hacia otro como dando cuerda a un reloj.

Si la ejercitación provoca contracciones debe suspenderse. La piel de la areola está provista de fibras elásticas y colágenas dispuestas en forma radial y circular, el masaje puede contribuir a elastizarla.

Otro recurso para dar mejor forma a tus pezones es el uso de los escudos formadores. Se utilizan a partir del último trimestre del embarazo. Al escudo plástico con perforaciones se le coloca un aro interior pequeño que se apoya sobre la areola, ejerciendo una suave presión facilitando la salida del pezón y evitando que pierda su forma al colocarse la ropa.

Conviene usarlos unas horas por día incrementado el tiempo de uso lo máximo posible según la necesidad y comodidad. No se utilizan durante la noche. Si por algún motivo no es posible realizar la preparación de tus mamas durante el embarazo y tus pezones son planos o umbilicados, podrás realizarlos cuando nazca tu bebé para facilitar la prendida.

Al mamar el bebé estirará la piel del pecho y el pezón haciéndolo salir.

  • Cuidados durante la lactancia

  Después de cada mamada colocá una gota de tu propia leche sobre el pezón y la areola. Dejá secar. Una pequeña cantidad de crema de caléndula aliviará la irritación causada por una succión vigorosa del bebé. Si es atóxica y sin perfume no será necesario lavar tus pezones antes de amamantar. La aireación en este período es muy importante. El uso frecuente de protectores mamarios favorece la formación  de grietas y hongos. Al comienzo de la lactancia el goteo de leche es abundante y la piel del pezón se macera por falta de ventilación.

Los escudos aireadores (con el aro grande) te ayudarán a evitar esos inconvenientes y las molestias ocasionadas por el roce de la ropa sobre el pezón.

Es conveniente usar un corpiño de algodón sin aro y con breteles anchos.

Toda compresión sobre la mama puede obstruir la salida de la leche y favorecer el taponamiento de los conductos.

Recordá que: Además de la preparación durante el embarazo, y para disfrutar del placer de amamantar es necesario tener una adecuada técnica de lactancia.

 

  • Dar de mamar

Después del parto, el bebé estará despierto, tranquilo y receptivo para mamar. Acercalo al pecho para establecer los primeros contactos. Utilizá el tiempo necesario para darle la bienvenida. Las caricias, el olor de tu piel, tu voz, el latido de tu corazón serán un excelente estímulo para iniciar las mamadas. Algunos bebés se prenden rápido y succionan vigorosamente durante varios minutos. Otros lamen el pezón, saborean unas gotas de calostro y se toman su tiempo antes de empezar a mamar. Cada bebé tiene su estilo.

Esta mamada será de reencuentro y no de alimentación, ya que el bebé tiene reservas suficientes hasta que baje la leche.

Es importante que busques una posición que te resulte cómoda. Acostada, con el bebé a tu lado o sentada con el bebé en tus brazos.

Ambos deben estar cómodos y relajados.

Cualquiera sea la posición elegida tené en cuenta que:

  • La cabeza y el cuerpo del bebé deben estar en línea recta.
  •  Su cara mirando al pecho, para que no tenga que girar la cabeza para alcanzarlo.
  •   La nariz frente al pezón y el mentón apoyado sobre la mama.
  •  El cuerpo del bebé en contacto con el tuyo.
  •  Sostené el pecho con la mano colocando tu pulgar por encima de la areola y los otros dedos por debajo, para facilitar la prendida.
  • Extraé una gota de calostro para animar al bebé a mamar.
  •  Estimulá suavemente con el pezón el labio inferior hasta que abra bien grande su boca y acercalo rápidamente hacia el pecho.
  • El pezón y gran parte de la areola deben quedar dentro de su boca y sus labios hacia afuera.
  • Cuando baje la leche

1. Aplicá calor y masajeá unos minutos tus pechos para ayudar a la bajada de leche.

2. Ablandá la areola extrayendo unas gotas de leche antes de iniciar las mamadas.

3. Ofrecele el primer pecho y dejalo succionar hasta que quede satisfecho.

4. NO limites la duración de la toma para que mame del otro pecho. Esto le hará perder la leche rica en      grasas que aparece al final de la mamada.

5. Si después de mamar del primer pecho se muestra interesado, ofrecele el segundo. Es probable  que succione menos. En la próxima comida empezarás por el último.

6. Si el bebé hace pausas largas mientras está mamando, empujá su mentón hacia arriba para estimularlo. Si duerme mucho quitale los pañales y usá estímulos suaves para despertarlo.

7. Entre pecho y pecho y al final de cada mamada es conveniente hacerlo eructar.

8. Para retirarlo, colocá un dedo en la comisura de su boca, o bajá su mentón. Esto evitará el vacío y el  dolor.

9. Al final de cada toma colocá una gota de tu propia leche sobre el pezón y areola y dejá secar. Si la    succión vigorosa del bebé produce alguna irritación, colocá una pequeña cantidad de crema de  caléndula. Si es atóxica y no contiene perfumes no tendrás que retirarla para que mame el bebé.

10.  Si después de amamantar, tus pechos están turgentes, extraé un poco de leche en forma manual o con un extractor hasta sentir alivio y aplicá una compresa fría para reducir la inflamación.

11.  En cada toma, variá la posición para favorecer el vaciamiento de los conductos en los diferentes sectores de la mama.

12. Mamadas frecuentes evitarán la congestión. Amamantar durante la noche te ayudará a mantener una  buena producción de leche.

13. Durante los períodos de crecimiento, los bebés maman con mayor frecuencia. De este modo  incrementan la producción para cubrir las necesidades de esta etapa. Son períodos cortos de dos o  tres días.

14.  Descansá mientras el bebé duerme. Elegí una alimentación variada e incorporá líquidos de acuerdo a tu sed.

  • ¿Cómo saber si el bebé se está alimentando bien?

1 . Mama entre ocho y doce veces por día. 2 . Se lo escucha tragar. 3. Moja alrededor de seis pañales diarios y tiene dos o más deposiciones líquidas de color amarillo oro.

Si tu bebé nace por cesárea podrás alimentarlo de la misma manera.

En caso de mellizos, con un poco de habilidad y ayuda es posible amamantar ambos bebés al mismo tiempo.

Si el bebé nace antes de término, lo más probable es  que tengas que esperar un tiempo antes de ponerlo al pecho. Mientras tanto será conveniente que extraigas leche para que luego se la den al bebé. Así mantendrás la producción hasta que pueda mamar.

Recuerda

  • El amamantamiento es una experiencia relajante y placentera.
  • La relación con el bebé se fortalece en cada mamada.
  • El contacto piel a piel, las miradas, el calor envolvente, tu voz, tu presencia continua  ayudan al bebé a reorganizar sus ritmos y a adaptarse gradualmente al mundo externo.
  • También confirma que a momentos de excitación y caos le siguen la calma y el bienestar.
  •  Aprende a confiar y a sentirse seguro.
  •  El bebé es sensible a tus estados emocionales.
  • Música suave, aromas, un líquido y un alimento nutritivo y sabroso ingerido mientras estás amamantando, te ayudarán a crear un ambiente confortable para dar de mamar.
  • La liberación de hormonas producida por la succión te harán sentir más relajada y en mejores condiciones para enfrentar las dificultades que se presenten.
  • Si estás en compañía pedí que masajeen tu espalda, que te abracen, que te mimen.
  • Si te surgen dudas buscá información y apoyo.
  •  Olvidá el reloj. Observá la carita de tu bebé mientras mama. Él te dirá cuándo quiere más o está satisfecho.
  • Cada mamada es única e irrepetible.
  • Agradece la posibilidad de haber sostenido y alimentado a tu hijo en el útero y ahora a través de tu pecho.
  • Tus pechos blandos y succiones aisladas te indicarán que la sesión ha terminado.

  Agradecimientos Ilustraciones - Linea BUSHI de Laboratorios Andrómaco. - Folleto “El mejor Comienzo” LLLI (La Leche League International) de México. - Material adjunto del Manual “Práctica y Promoción de la Lactancia Materna en Hospitales Amigos del   Niño” UNICEF - OMS 1993.

Lic. Alicia Mollo

Psicóloga Capacitadora en Lactancia Materna M.N. 2024

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