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El adelanto y atraso del parto en mamás primerizas

El adelanto y atraso del parto en mamás primerizas

Una vez que el obstetra confirma a la futura mamá primeriza su embarazo -aunque ella ya lo sepa o lo sospeche-, la primera pregunta que hace la embarazada es qué día va a nacer su bebé. La fecha probable de parto será, a partir de entonces, comunicada a familiares, amigos y conocidos como la verdad revelada del día en que el bebé llegue a su casa.

El adelanto y atraso del parto en mamás primerizas

El momento del parto

La futura mamá y sus allegados la tendrán muy en cuenta para todo lo que harán o dejarán de hacer en adelante.

Pero lo cierto es que la fecha que determina el médico indica la semana número 40 de gestación aunque todo embarazo normal puede durar entre 38 y 42 semanas. Lo que muchas veces no se tiene en cuenta es que un adelanto o atraso del parto también es una realidad posible.

Parto pretérmino define a todo nacimiento de un niño producido entre la semana 24 y la semana 36 de amenorrea. Muchas veces las causas que ocasionan el parto prematuro se desconocen, aunque hay factores que están presentes en estas circunstancias, como por ejemplo: ruptura prematura de membranas -salida de líquido amniótico por los genitales antes del inicio del trabajo de parto-, embarazo múltiple, preeclampsia, incompetencia cervical y anormalidades uterinas. El stress de la embarazada -causado, por ejemplo, por el exceso de trabajo- o su mala nutrición, también pueden ser factores que adelanten un parto.

Un bebé prematuro puede tener dificultades respiratorias, con la alimentación y en la capacidad de control de la temperatura corporal. Por eso, una embarazada que está atravesando el tercer trimestre y tiene contracciones después de la semana 24 y antes de la semana 37, tiene que seguir indicaciones de reposo y, generalmente, tomar una medicación inhibitoria de las contracciones.

“Cuando existen contracciones regulares que hacen temer un parto prematuro, por lo general, se interna a la paciente, se le da medicación inhibitoria de las contracciones para que cesen y se investigan las causas de éstas: si es una infección, por ejemplo, se le dan antibióticos. Esto, siempre que el bebé se encuentre bien y no sea necesario adelantar el parto por otras razones”, explica el ginecólogo Alberto Kenny. “El objetivo siempre es llegar a las 38 semanas o lo más cerca posible de esta edad gestacional, ya que hay que tener en cuenta que la maduración pulmonar del bebé se produce en la semana 37”, agrega Kenny.

Así, evitar el adelantamiento del parto le dará al bebé la oportunidad de crecer un poco más y estar adecuadamente desarrollado antes del nacimiento. Si bien en el último trimestre es normal tener contracciones, lo que debe ser tenido en cuenta a la hora de considerar si se está iniciando un trabajo de parto prematuro, es su continuidad: si las contracciones son frecuentes, duran más de 30 segundos, se mantienen por el lapso de una hora y se producen cada 10 ó 5 minutos, pueden causar que el cuello del útero comience a dilatarse y se inicie el trabajo de parto.

Las contracciones pueden sentirse de diferentes maneras: presión pélvica, fuerte dolor de espalda, diarrea que dure más de una hora, presión del abdomen o de la panza, dolores o presión similar a la menstrual en el bajo vientre. Si se sospecha que puede desencadenarse un trabajo de parto antes de la semana 36 pero todavía no se rompieron las membranas, se tomarán precauciones para evitar que se llegue al parto.

Si a pesar de esto continúan las contracciones o se han roto las membranas, hay que recurrir a la obstétrica para que chequee si el cuello del útero se ha dilatado.

El parto atrasado

Pero ¿qué pasa si el parto se atrasa? Por lo general, además de generar mucha ansiedad a la familia y a la mamá primeriza -por lo cual se aconseja relativizar un poco la exactitud de la fecha probable de parto para que no se frustren tantas expectativas-, el médico se preocupa por los riesgos que implica un parto post-maduro. 

Por eso, es fundamental conocer cuáles son los criterios que los médicos adoptan para manejar un parto que se demora más allá de la fecha probable determinada. Los estudios que se tienen en cuenta para hacer el seguimiento en un embarazo que pasa de la semana 40 en una primeriza, son los de vitalidad fetal: monitoreo y ecodoppler. A partir de la semana 41, se comienza a pensar en inducir el trabajo de parto y si no hay modificaciones favorables en el cuello del útero que hagan pensar que éste va a desencadenarse, incluso se puede considerar la cesárea.

¿Por qué no se espera más tiempo para que el parto se desencadene naturalmente?

“Se corre el riesgo de la insuficiencia placentaria. Cuando la placenta envejece, ya no sirve para alimentar al bebé”, explica el doctor Kenny.

  • Este riesgo es mayor cuando no se tiene certeza de la fecha de la última menstruación y no se dispone de una ecografía precoz previa a las 20 semanas de gestación-, los dos elementos fundamentales para establecer una fecha probable de parto más precisa.

Por eso, generalmente para la semana 41, el médico va a hacer un seguimiento más cercano de la embarazada y ya está listo para inducir el parto si éste no ocurre y lo hará prontamente si los exámenes -monitoreo o ecodoppler- indican sufrimiento fetal.

¿Por qué puede ser que se demore el parto?

La permanencia del bebé en posición de nalgas y no cefálica y desproporción pelviana -el hecho de que la cabeza del bebé sea demasiado grande para atravesar la pelvis de la mamá-. También habrá que considerar si existen antecedentes familiares o personales de gestaciones prolongadas que puedan ser las causas de que no se desencadene el parto. No obstante, el bebé que está atrasado será monitoreado cuidadosamente: sus movimientos indican siempre vitalidad fetal y los latidos del corazón serán controlados por monitoreo electrónico para saber si son los adecuados. Y ante la menor duda acerca de su progreso, el obstetra estará listo para inducir el parto y tomar, como siempre, las decisiones médicas para garantizar el máximo nivel de cuidado y seguridad, tanto para la mamá como para el bebé.

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