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Cuando los niños no quieren comer

Cuando los niños no quieren comer

Ni carne, ni verdura, ni fideos, ni cereales: hay días en los que no quiere comer NADA. Hoy, la respuesta de los profesionales de la Nutrición es sencilla: "El niño regula su propio apetito". Si está creciendo bien y sano, la inapetencia no debe ser motivo de presiones ni peleas. ¿Estás de acuerdo?

Cuando los niños no quieren comer

Es muy frecuente escuchar a las madres preocupadas porque sus hijos no comen o comen poco. Y esto se traduce en escenas de tensión repetidas todos los días, varias veces por día: ante cada comida, la mamá y el hijo empiezan una lucha en la cual es difícil que alguno gane y en cambio los dos quedan enojados y tensos.

La Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas dice al respecto: "En el caso de los niños que habitualmente concurren al jardín de infantes, el interés está más orientado a jugar y realizar actividades que a comer. De este modo, debe considerarse normal que el niño se muestre un poco holgazán y se tome mucho tiempo para comer. Además es un gran imitador y puede rápidamente seguir el ejemplo de sus padres o hermanos mayores. Este comportamiento debe ser esperado para la edad y requiere que los padres o cuidadores se armen de gran paciencia y le dediquen el tiempo necesario". María Elvira Marcó, licenciada en Nutrición, recalca: "El niño regula su propio apetito. Habiendo comida a su disposición, nunca va a pasar hambre. Si el pediatra dice que viene creciendo bien en talla y en peso, no hay que enloquecerse porque un día no comió nada".

Alicia, mamá de Mariano, de 2 años y 10 meses, dice: "Todos los días cuando nos sentábamos a comer, empezaba la lucha. Mariano jugaba mucho, comía un bocado cada 10 minutos y entonces yo, sin darme cuenta, empezaba a presionarlo: 'Dale, comé; tomá, un poquito más; dale, uno más'. Automáticamente me decía que no quería y dejaba de comer. Yo me ponía nerviosa, me enojaba, lo retaba y terminábamos los dos a los gritos. Cuando me di cuenta de esto, me armé de paciencia y le respeté sus tiempos. Sí, la comida se enfriaba; pero a él no le pasaba nada y de a poco él solo fue modificando el ritmo".

Algo importante pero que muchas veces cuesta recordar es que los niños realmente comen lo que su cuerpo les pide.

Desde los primeros años, los padres deben ayudar a sus hijos a establecer una relación sana con la comida. No es bueno forzarlos a comer de más, porque así se les crea el hábito de comer porque sí y no por necesidad.

Para favorecer buenos hábitos de nutrición en los hijos, las nutricionistas recomiendan:

  • No utilizar la comida como premio o castigo. Comer tiene que ser tan natural como dormir o jugar y la medida para ello es el hambre.
  • No prepararles otro plato si no quieren el que se les ofrece. "Si hacen esto, su casa será un restaurant. La comida tiene que ser la misma para todos."
  • Si todavía toma mamadera, no dársela antes de la comida. "Si la mamá le da la leche a las 7 'para que tire', seguramente después no quiera cenar."
  • No reemplazar la comida por golosinas. Evitar el "con tal de que coma algo, le doy un alfajor".

Otro aspecto al que hay que prestar atención es la presión social por tener determinado tipo de figura. Muchas veces los padres, en forma involuntaria, transmiten un modelo de alimentación que los niños copiarán y que no es nutricionalmente correcto para ellos.

También es importante tener en cuenta que el momento de la comida debe ser tranquilo y organizado. Comer apurado, enojado, nervioso o con sueño no es beneficioso para nadie. Mucho menos para los niños.

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.

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