Familia
Vida en familia

Ataques de Pánico:

¿Un mal cada vez más común en nuestros tiempos?

¿Un mal cada vez más común en nuestros tiempos?

El hecho de no poder más con la angustia resulta ser en general el motivo que, de un modo manifiesto o latente, impulsa a las personas a consultar. Hay algo que va más allá del dolor, algo que no encuentra sentido y que cuesta poner en  palabras, a eso lo denominamos angustia.

¿Un mal cada vez más común en nuestros tiempos?

El paciente “sufre, se pregunta por las causas de su dolor y siente que solo no encuentra las respuestas”. El analista escucha al paciente y es capaz, a partir del relato del mismo, extraer datos que le ayuden a formular hipótesis y alcanzar conclusiones.

Son las épocas las que terminan de darles forma o disfrazar nuestros temores y, según los recursos o herramientas que tengamos, podremos afrontarlos o necesitaremos ayuda para hacerlo".

Si nos remitimos al hombre primitivo, vemos que ANTE EL ATAQUE INMINENTE de un animal salvaje, el organismo del hombre se preparaba para responder a esa amenaza: los músculos se tensaban, su respiración se volvía rápida y poco profunda, desaparecía el hambre y el deseo sexual, el cerebro se colocaba en un estado de alerta máxima y los sentidos se agudizaban. Así, en situaciones límites, el cuerpo estaba listo para luchar o escapar.

En las sociedades actuales, otros peligros son los que ocupan ese lugar amenazante: violencia, inestabilidad económica, inseguridad emocional, problemas sociales y globales (secuestros, violaciones, atentados, entre otros).

Se desprende por tanto que, nuestro equipamiento biológico para hacer frente a los problemas es el mismo que el del hombre prehistórico.

A partir de lo expuesto, es que algunas personas se sienten abrumadas por la inseguridad, la insatisfacción respecto a su forma de ser o de vivir, o por la ansiedad que les genera enfrentar

nuevos desafíos u obstáculos.

Definición de Ansiedad

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos, conocido como DSM IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) define el término de “ansiedad” como una anticipación aprensiva de un peligro o desgracia futuro acompañada de un sentimiento de malestar o síntomas somáticos de tensión.

Podría ser considerada entonces como una respuesta emocional que se presenta en el sujeto ante situaciones que percibe o interpreta como amenazantes o peligrosas, aunque en realidad no se pueden valorar como tal.

Causas de la ansiedad

Existen numerosos factores causantes de ansiedad, entre los cuales se encuentran:

  • Factores de origen biológico o hereditario
  • Factores culturales:estamos en una sociedad que vive apurada (y se apuraría más si pudiera) y que además no sabe (o no puede) esperar. Todo tiene que ser para ayer. Quiere las cosas, pero las quiere ya. Le cuesta aceptar que en la vida hay un orden natural, hay un tiempo de espera y eso es lo que desespera.
  • Otra de las razones, pueden ser el estrés o ciertas depresiones-entre otros cuadros psicopatológicos- que generan secundariamente ansiedad o viceversa.
  • Otro factor muy importante es el cognitivo:hablamos de la forma particular que tiene el ansioso de interpretar y vivenciar la realidad. El ansioso distorsiona los hechos. Padece de aquello que se denomina visión catastrófica: a partir de un suceso real, empezará a ver peligros donde no los hay, se anticipará a los hechos, sobredimensionándolos y haciendo valoraciones negativas. Y en cuanto a él mismo, siempre se verá disminuido, no sintiéndose nunca a la altura de las circunstancias. Todo esto dispara enormemente la ansiedad. Vive en constante tensión.

Dentro de los trastornos o problemas incluidos dentro de esta área, merecen especial mención ATAQUES DE PÁNICO,debido a que son la manifestación más extrema de la ansiedad a nivel fisiológico.

Diagnóstico de Ataque de Pánico. Criterios

Para determinar si una persona ha sufrido un ataque de pánico será necesario cumplir una serie de criterios.

Según el DSM – IV, vendrían resumidos por la aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos:

  • Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca
  • Sudoración
  • Temblores o sacudidas
  • Sensación de ahogo o falta de aliento
  • Sensación de atragantarse
  • Opresión o malestar torácico
  • Náuseas o molestias abdominales
  • Inestabilidad, mareo o desmayo
  • Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
  • Miedo a perder el control o volverse loco
  • Miedo a morir
  • Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)

Podría haber otra explicación razonable para la presencia de los síntomas, tal como una condición médica enteramente diferente.

No todos los individuos padecen los mismos síntomas cada vez que experimentan un ataque de pánico. Durante un ataque puede hacerse presente un conjunto de síntomas, mientras que en otra diferente, podría aparecer otro conjunto de síntomas subsecuentemente.

El ataque de pánico se desencadena sin motivo aparente. Sin embargo, son frecuentes los antecedentes de estrés acumulado en los meses anteriores a la primera crisis, ya sea por casamiento, divorcio, mudanzas, muerte de un ser querido, dificultades económicas, enfermedades, etc.

En general, las situaciones mencionadas son enfrentadas con eficacia, pero con esfuerzo y un alto costo emocional, del cual muchas veces el individuo no tiene registro.

La crisis aparece tiempo después cuando muchas veces los problemas ya pasaron, siendo esa la razón por la cual quien lo padece no lo relaciona con algún hecho cercano.

El principal problema derivado de los ataques de pánico, es el miedo a que vuelvan a repetirse. Este temor conlleva a producir pensamientos negativos que a su vez potencian su aparición y producen un elevado estado de activación fisiológica, dejando al sujeto hipervigilante frente a sus propias sensaciones.

Por ejemplo, una persona que corre para llegar a horario a su trabajo, nota las palpitaciones del corazón más marcadas. Una persona que nunca ha sufrido un ataque de pánico, posiblemente asocie esta dificultad al esfuerzo que está realizando. En cambio, una persona que ha sufrido ataques de pánico puede considerar que esas palpitaciones son indicadores de un infarto o bien, del comienzo de un nuevo ataque de pánico, alarmándose nuevamente y estado mucho más pendiente de su cuerpo y los cambios en éste.

Después del primer ataque, muchas personas desarrollan lo que en términos “psi” se denomina Trastorno de Pánico, caracterizado por un miedo excesivo a tener un nuevo episodio en algún lugar peligroso o donde nadie pueda ayudarlo.

El miedo a otro ataque -miedo al miedo- causa más ansiedad que el ataque mismo, por lo que estas personas organizan su vida alrededor del síntoma.

¿Cómo definir al ataque de pánico?

El ataque de pánico es la forma que tiene el cuerpo de detectar y prepararse para huir o luchar ante un peligro inminente. Una vez que comprendamos que no nos vamos a morir de un ataque de pánico, que es una reacción perfectamente normal ante la percepción, por parte de nuestro cerebro, de un posible peligro, ya estamos a medio camino de curar nuestros ataques (en el mejor de los casos) o, al menos, de poder convivir con ellos.

El ataque de pánico es un trastorno de ansiedad, una enfermedad cuya principal manifestación es la aparición brusca, inesperada y desbordante, de un sentimiento de terror y aprensión (miedo a morir, enloquecer o enfermar gravemente), acompañado de síntomas físicos como disnea (dificultad al respirar), palpitaciones y mareos, entre otros.

La ansiedad ¿fenómeno normal o patológico?

La ansiedad es una emoción normal que se experimenta, como expuse anteriormente, en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno o ante toda situación nueva.

Pensemos en una entrevista laboral, un evento social o en momentos de cambio o de crisis vitales, como por ej. Un embarazo, primer día de trabajo, etc. En estas circunstancias, y en la medid que se presente en un monto razonable la ansiedad tendrá una función adaptativa.

Habría que diferenciar entre el miedo (donde el sujeto conoce al objeto, lo identifica como una amenaza externa y se prepara para Responder) de la ansiedad (en la cual el sujeto desconoce al objeto, la amenaza se presenta como interna y en consecuencia aparece la dificultad para elaborar una respuesta.

La ansiedad es anormal o patológica cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para el estímulo desencadenante.

¿A quiénes afecta?

Su incidencia es mayor entre las mujeres (cerca del doble) y muy frecuentemente se asocia a otras enfermedades psiquiátricas como la depresión (más del 50 por ciento de los casos) o el alcoholismo.

Quien padece de ataques de pánico suele presentar ciertos rasgos comunes de personalidad:

  • Tendencia a la dependencia (depende de los demás para su autoaceptación)
  • Pensamiento rígido (se impone reglas muy estrictas)
  • Elevada autoexigencia (espera para sí mismo un nivel de perfección que intenta imponer y esperar de los demás);
  • Hipercontrol de sus sentimientos (necesitan dominar todas las situaciones o cambios inesperados).

¿Es posible controlar la ansiedad?

La respuesta es afirmativa, pero es importante saber que no se logra de un día para otro sino que, constituye un proceso, un aprendizaje que como tal conlleva tiempo e incluso, una vez logrado, se debe mantener.

¿Qué hacer ante este cuadro?

En primer lugar hay que evaluar si los síntomas corresponden a un ataque de pánico. Será necesario consultar a un profesional cuando se padezcan crisis de ansiedad frecuentes, muy intensas y tendientes a reaparecer o prolongarse en el tiempo. También será aconsejable la consulta cuando las reacciones de ansiedad o angustia sean desmedidas en relación al estímulo o situación que las provoca, o bien, si la vida cotidiana se viera perturbada por estos síntomas, limitando la actividad personal, laboral, familiar, etc.  

Numerosos profesionales de la Salud, sostienen que el ataque de pánico es el trastorno característico de nuestro tiempo ya que, la vida actual sirve como un apropiado caldo de cultivo para su desarrollo, que se ve potenciado por un clima general de inseguridad.

 

Para otros, en cambio, se trataría de un antiguo cuadro ya descripto por S. Freud, en 1895, con el nombre de crisis de angustia.  

Las personas que sufren ataque de pánico señalan que “aparece de golpe”, “sin aviso previo”, “no tiene explicación ni lógica” y “aparece cuando uno no lo espera”. Esto último hace que quien lo padezca no pueda establecer ninguna defensa para hacerle frente.

A nivel personal

En primer lugar es necesario considerar que, aunque el Ataque de Pánico da lugar a sensaciones devastadoras, no comporta un peligro real para la vida.

Cuando las crisis se repiten, el individuo deja de ser el que era Antes: se vuelve temeroso, inseguro, evita estar solo y frecuentar los lugares donde ocurrieron los ataques o donde se pueda sentir desamparado (agorafobia).

Fundamentalmente, tiene mucho miedo al miedo, es decir, a la inesperada repetición de las crisis.

Pero ¿de dónde surge el miedo? “Del interior”, decía Freud: “el sujeto entra en pánico cuando se proclama que el trono y el altar peligran”. Se refería a los valores, necesidades o ideales que cada persona Aprecie: puede ser un vínculo, una necesidad, una situación que se considera imprescindible, etc. La posibilidad de perder algo de esto, aterra. La persistencia en el adulto de la ansiedad de separación de la infancia, es un factor predisponente de particular importancia.

Es cada vez mayor el número de personas que recibimos afectadas por este trastorno. En general, antes de llegar a la consulta psicológica, los pacientes refieren haber hecho un peregrinaje de médico en médico, sin obtener ni respuesta ni solución a su padecimiento.

A nivel social

También los familiares y amigos más allegados se ven afectados, dado que es muy angustiante no saber qué le pasa a la persona ni cómo ayudarla. Quienes rodean al que sufre estos ataques, se sienten aún más confundidos por el hecho de que a nivel médico, “no le encuentran nada”.

Algunas sugerencias

Si crees que sufrís ataques de pánico, o que alguien en tu familia está padeciendo estos síntomas, te recomendamos acudir lo antes posible a un especialista para que realice la evaluación diagnóstica adecuada e indique el tratamiento a realizar.

Con un tratamiento adecuado es posible curar los ataques de pánico, perder el miedo ante momentos de ansiedad y volver a llevar una vida normal.

Y recuerda, hay un refrán inglés que dice un problema compartido es un problema medio-resuelto.

Un diagnóstico tal genera en ocasiones que se considere todo lo que le sucede a la persona como exageraciones o simulaciones. Con esto, la situación va tornándose cada vez más complicada y poco a poco comienzan a deteriorarse los vínculos con las personas más cercanas, tan fundamentales para la recuperación.

Lic. Valeria Lachowicz

Si quieres compartir tu experiencia, consejos o comentarios con nuestros usuarios, podés enviarnos un mail a atencion_psicologica@tulugar-psi.com.ar o visitarnos en facebook “Psicólogos Tu Lugar-Psi”.

cargando

cargando comentarios