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La adecuada higiene del bebé

La adecuada higiene del bebé

El baño es un momento especial para el bebé, que recrea su ambiente original y lo ayuda a relajarse y a gozar, especialmente cuando lo bañan por primera vez. Además, es una tarea que puede compartir la familia y un buen paso en la estimulación. Qué hay que tener en cuenta para mantener al bebé limpio y saludable.

La adecuada higiene del bebé

Para el bebé, el baño es un momento de relajación, de disfrute y de recuerdo del vientre materno.

Dentro del agua parece sentirse libre, mueve sus piernas o simplemente goza de estar flotando como lo hacía en la panza de su mamá.

A veces el primer baño, que se realiza 48 horas después de la caída del cordón, no le gusta, pero pronto el bebé disfrutará de esta experiencia. Además, el baño es ideal para compartir en familia, porque es una tarea que la mamá puede delegar en el papá y también puede pedir ayuda a los hermanitos.

Sin embargo, para que sea un tiempo de recreación, conviene tener en cuenta los siguientes detalles y ante cualquier duda, consultar al médico:

Lavarse las manos antes de comenzar el aseo.

Tener todo preparado y a mano antes de meter al bebé en la bañadera (jabón, toalla, entre otras cosas).

La temperatura del baño o el lugar dónde se lo asea debe ser de unos 22 a 25 grados. La temperatura del agua debe rondar entre los 35 y 37 grados. Se puede verificar con un termómetro o directamente con el codo; no conviene usar la mano porque es menos sensible a la temperatura.

Se recomienda usar jabones neutros.

La toalla debe ser de algodón suave y de uso exclusivo del bebé. No conviene que la comparta con nadie más, ni que se use para secarse las manos.

En cuanto al horario del baño, depende de la conveniencia de la mamá, pero muchas prefieren hacerlo de noche porque el baño relaja al bebé y lo predispone a dormir más horas.

Al sacarlo del agua, se recomienda envolverlo en una toalla y secarlo suavemente, para no dañar su piel. También hay que secar los pliegues (codos, rodillas, piernas, papada).

Si a la mamá le gusta ponerle colonia, es mejor que lo haga sobre la ropa y no sobre el cuerpo, porque el alcohol puede irritar la piel.

Los ojos pueden limpiarse con una gasa mojada en agua hervida desde un extremo hasta el lagrimal, pero sólo si tienen muchas lagañas. Usar una gasita individual para cada ojo.

Los oídos sólo se limpian externamente con un hisopo o gasa humedecida. Estos se pasan por la parte de atrás de la oreja y por los pliegues externos. No hay que introducir el hisopo dentro del oído porque puede haber riesgo de perforar el tímpano.

Las uñas se cortan con frecuencia para evitar que el bebé se rasguñe. Es mejor hacerlo cuando está dormido, con una lima fina o con tijerita de punta redondeada. Así, se evita cortar la yema de los dedos por los movimientos bruscos que pueda llegar a hacer el bebé.

La cola se limpia preferentemente con algodón humedecido en agua o en óleo calcáreo. Las toallitas humedecidas conviene usarlas más adelante, porque pueden irritar la piel del bebé.

Los genitales de las bebas se limpian de adelante hacia atrás para evitar que entre materia fecal en la vagina y en la uretra y produzca infecciones. Los genitales sólo se limpian externamente y no hay que higienizar la parte interna de la vulva.

A los bebés varones se le lavan bien los pliegues de los muslos y la base de los genitales. No es bueno intentar recoger la piel del prepucio hacia atrás. 

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp

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