Familia
Ser Mujer

De corazón a corazón

De corazón a corazón

Vivimos una situación pendular típica de la historia humana:

De corazón a corazón

Pasamos de la limitación de la mujer “madre” a la sobrestimación de la “mujer profesional” que, a veces, hasta llega al desprecio de la maternidad. Sería bueno lograr un estado de equilibrio en el que pudieran compaginarse las dos esferas. La maternidad tiene algo de sagrado y no puede compararse con el trabajo, pero, por otra parte, le hace mucho bien a la “sociedad grande” que la mujer se involucre activamente en los distintos estamentos que la componen. Lo importante es que el chico “sepa” que él es valioso para su madre. Que la madre le haga saber que hay un vínculo sólido que va de su corazón al corazón del hijo. Esa experiencia es la raíz de la que puede crecer con confianza frente al mundo. Hace que el chico experimente su vida como algo importante y luego, con el correr de los años, sea capaz de cuidarla por sí mismo. Para eso hace falta “estar presentes” determinado espacio de tiempo y de determinada manera. En la medida en que el trabajo no deje el tiempo físico suficiente, o no permita la disponibilidad de ánimo necesaria, obviamente puede ser una influencia negativa. Cuando uno decide tener un hijo, decide también implícitamente regalarle ese tiempo, ese espacio y esa libertad que a veces sentimos que perdemos. Pero hay que ver la vida como un proceso en el que uno toma decisiones que tienen implicancias. El placer de disfrutar de nuestros hijos es, justamente, lo que nos dará la energía necesaria para afrontar esas consecuencias que, a veces, se nos hacen cuesta arriba. La aceptación de la realidad y de las propias debilidades es una tarea que debemos enfrentar a lo largo de nuestra vida, así como la búsqueda de estrategias que nos ayuden a estar mejor.

Por: Marisa Mosto, Doctora en Filosofía por la UCA.

Fuente: Sophia

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