Embarazo

Puerperio:

Angustia en el posparto y cómo prevenirla

Angustia en el posparto y cómo prevenirla

Ante la llegada del bebé, la reciente mamá suele experimentar sensaciones raras de cambios de humor…¿Cómo podemos prevenirlo?

Angustia en el posparto y cómo prevenirla

¿Qué es el puerperio?

Se trata de la etapa que transita la nueva mamá desde el nacimiento de su bebé, hasta el momento del retorno a la vida más allá del mundo de los pañales. Es decir que este tiempo variará de una mujer a otra, y que nada tiene que ver esto con el alta médica.

Históricamente se vinculó el puerperio con el alta médica que se da a los 30-40 días luego del parto, en la que se incluye el permiso para retomar la actividad física y reiniciar una vida sexual activa. Pero lo importante es tener presente que esto es a nivel físico, orgánico, y que nada dice del estado emocional de esa mujer, ni de su deseo. Por ello es importante pensarlo como un  proceso de adaptación al nuevo rol maternal, que transcurre desde el momento del parto, primer encuentro real con el bebé, hasta el equilibrio emocional afectivo que demuestra la adaptación lograda.

Es un tiempo confuso: alegría, tristeza, angustia, desilusión, emoción, desorientación, ambigüedad…mezcla de sentimientos y sensaciones por lo menos “rara”…y es que ante la llegada del bebé, los cambios físicos y anímicos producen un verdadero impacto. A veces sucede que en el momento que habían imaginado ser totalmente felices, las mamás se sienten además y sin saber por qué...angustiadas. Esa "angustia", conocida con el nombre de “angustia de pos parto” suele durar unos pocos días, pero a veces se prolonga. Es en ese momento cuando la madre necesita de todo el apoyo de su pareja, familia, amigos y de un profesional cuando la situación lo requiera.

Muchas veces estos cambios en el estado de ánimo responden a cambios hormonales (estrógeno y progesterona) que han incrementado sus niveles durante el embarazo. Luego del parto estos niveles bajan, y el organismo debe adaptarse a los nuevos registros  y ello ejerce modificaciones sobre las emociones. Pero lo hormonal no explica todo lo que en ese período sucede: el cansancio del parto, las pocas horas de sueño, la necesidad de la madre y la pareja en sí misma de tiempo y espacio para adaptarse a la nueva situación, algunos roles nuevos que enfrentar y ejercer, cambios de hábitos y costumbres dentro de la pareja, encarar acuerdos familiares novedosos, la pasividad repentina en relación a lo laboral, más aquellos rasgos singulares de cada mujer y cada pareja que se juegan en este momento tan especial.

 Este proceso varía de una mujer a otra, pero si es tratado rápidamente, puede remitir en poco tiempo.

Los síntomas en general incluyen:

•    Ansiedad

•    Temores irracionales

•    Pérdida de apetito

•    Insomnio

•    Fatiga

•    Falta de interés en el aspecto personal

•    Exageración de los inconvenientes

•    Aislamiento del contacto social

•    Sentimientos de desamparo y temor

•    Llanto durante largos períodos

¿Cuáles son las causas?

Como vemos, las causas y las manifestaciones de ello son variadas, pero seguramente guardan relación con la modalidad que han tomado para esta mujer el embarazo, la experiencia del parto y la distancia de ellos del ideal esperado. Mucho se habla del parto, en su versión más idealizada y poco de lo que realmente ocurre allí. Y es que todo lo concerniente al embarazo, parto y crianza están teñido de una mística color pastel, que lejos de colaborar con las mujeres que lo transitan, obstaculizan la aceptación de cada uno de esos momentos como pasos naturales, ambiguos y sobre todo singulares, frente a los cuales cada mujer, cada pareja se encontrará con su propia respuesta. El encuentro con el bebé suele tener un impacto en cada uno de los miembros de la pareja de padres, que sin duda responderá a su historia, sus modalidades vinculares, su posición subjetiva.

Es imposible entonces considerar el parto como un acto común, con idéntico significado para todos en donde se espera nada más que felicidad. En él se dan en forma paralela dos procesos: por un lado la confirmación de que en el embarazo y el parto se trata de dos personas diferentes en juego. Aunque esto podría considerarse una obviedad, en el embarazo se crea una sensación de unidad, como si la madre y el bebé por nacer…fueran sólo uno.

Luego, a partir de esta separación, el proceso afectivo que llevará a esta mujer a amar a este bebé, recibiéndolo como “su hijo”. Para muchas mujeres estos procesos se dan simultáneamente y de manera inmediata al nacimiento. Para otras muchas, se da con el transcurrir del tiempo en donde el vínculo se va construyendo día a día.

Es importante saber que tanto de una como de otra manera, están viviendo los primeros pasos hacia el vínculo madre- hijo…es el momento que han estado esperando, es un encuentro que cambiará la vida de todos para siempre. Sin embargo pocas parejas piensan en el impacto que el nuevo bebé tendrá sobre sus vidas, su trabajo, sus emociones y sus sentimientos mutuos. De a poco encontrarán que el mundo a su alrededor se ha alterado y esto puede provocar temores y angustias que al ser atendidas se despejan rápidamente, conectándose con la maravillosa experiencia de ser padres, sin desatender a otras áreas que conforman a cada persona.

¿De qué se tratan los cambios que experimenta la mujer?

En general luego del parto se experimenta una sensación de pérdida de la intimidad, de la libertad, y de la identidad en relación a la llegada del bebé, y a los roles que la mujer no ejercita activamente por un plazo muchas veces prolongado.

Podríamos decir que la imagen que tenemos cada una de nosotras mismas está armada en parte con la información que recibimos de los otros…nuestros diferentes roles entonces nos proveen de rasgos, códigos, modalidades y tareas a realizar que nos informan quiénes somos. Es ésta la información que en el tiempo del puerperio no recibimos, ya que el resto de nuestras actividades: laborales, académicas, sociales, recreativas han quedado suspendidas y con ellas parte de nuestra identidad. Por un tiempo todo se relaciona con nuestra maternidad y de allí que se dificulte lo que excede al ser madre…lo que no lo completa, el ser mujer!. Son estos los roles que en este momento entran en conflicto: ser mujer- ser madre. La salida será despejar y construir la respuesta singular que cada mujer tiene para enfrentar esta nueva situación, encontrando el estilo de ser madre más propio.

En el momento del embarazo y nacimiento de un hijo, las mujeres se enfrentan con aquellos modelos de maternidad que la han acompañado en su desarrollo, desconociendo muchas veces su propio criterio al respecto, y repitiendo formas con las cuales muchas veces ni siquiera están de acuerdo. Es por ello que muchas decisiones cotidianas están teñidas de angustia y de culpa cuando la vida continúa desde nuevos roles: ser madre y ser mujer.  Este proceso trae como consecuencia una modificación de la imagen de sí y del otro, nuevas modalidades de contratos de la pareja, y una nueva posición de la mujer en relación a sus otros centros de interés: amistades, ámbito laboral, formación académica, tiempo libre, etc.

Hoy en día muchas mujeres trabajan, ganan dinero, estudian, buscan su propio placer, pero organizar sus vidas más allá de la maternidad se vuelve a veces un camino difícil, de “transgresiones”, de culpas y de sobre exigencias. Siempre es importante tener presente que nuestros hijos necesitan como madres mujeres felices. Para ello debemos preguntarnos por nuestros propios deseos más allá de los mandatos, tratar de lograr un equilibrio entre el tiempo que destinamos a nuestros hijos y nuestras actividades, recuperar parte de nuestra identidad perdida.

Sugerencias para facilitar este tiempito...

•    Darte tiempo y aceptar que los primeros tiempos del bebé en casa, puede resultar difícil

•    Tratar de hablar de lo que sentís, intentando vencer sentimientos como: vergüenza, culpa, etc.

•    Aceptar la ayuda de amigos, familiares y profesionales

•    Compartir con tu pareja lo que sentís y guiarlo en relación a lo que necesitás para sentirte mejor

•    Recuperar actividades que desarrollabas antes del nacimiento: trabajo, estudio, actividad física, encuentros con amigas

•    Tener presente que este sentimiento no es contradictorio con la felicidad de la llegada de tu bebé, ni con el amor hacia él, sino que se trata de otra cosa

Lic Marisa Russomando Psicóloga, especialista en embarazo, puerperio y crianza Directora de La Cigüeña www.marisarussomando.com.ar

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