Embarazo

El día del parto

El día del parto

El parto, es la culminación del embarazo. Algo mejor está por comenzar. Por eso, a pesar de que el parto está rodeado de fantasías que, a veces, atemorizan, se trata de un momento que puede ser vivido con alegría y confianza.

El día del parto

Como todo lo que es desconocido, el parto produce cierto temor. Incluso si la mamá ya tiene alguna experiencia previa, igualmente se dirigirá a la sala de partos con ansiedad por lo que allí va a ocurrir. Este sentimiento es legítimo y natural, y suele producirse por dos razones: en primer lugar, porque la mamá está ante el proyecto más importante de su vida, pero se encuentra entregada: en ese momento, todo parece depender de otros. En segundo lugar, porque cada situación de embarazo y parto es única y diferente y, por eso, no importa cuántos hijos tenga la mamá en cuestión, siempre vivirá el nacimiento de cada uno de ellos como una novedad. Es que un hijo es siempre único, siempre un misterio. Como dice la filósofa Hannah Arendt: “el único acto radicalmente novedoso en la vida es el nacimiento”.

  En el parto llamado “natural”, el bebé se encuentra dentro del útero en posición fetal; la más frecuente y positiva es la posición cefálica: en ella saldrá, en primer lugar, la cabeza. Existen otras posiciones menos frecuentes; de nalgas, de pies, o incluso con el mentón hacia arriba. En estos casos, la conducta más general de los obstetras es optar por un parto con cesárea. Es la experiencia de Ana, que recuerda: “Llevaba un trabajo de parto perfecto, casi de manual, con rotura de bolsa, luego contracciones, dilatación de cuatro centímetros. Pero Fermín, mi bebé, no bajaba y perdía vitalidad con cada contracción. El médico advirtió, tocando, que estaba presentado de mentón, y optó por practicar una cesárea. En ese momento, me desalenté. Tenía mucha ilusión de vivir el parto natural, que venía tan bien. Pero luego pude reconocer que no es buena idea arriesgarse, y si el médico no puede darnos la garantía de que el intento puede debilitar la respiración del bebé, una cesárea recomendada por él estará perfecto.”

¿Cómo reconocer que el momento del parto está cerca? Es probable que, una o dos semanas antes de que se presente, aparezcan algunos de los síntomas comunes, aunque no son los mismos en todas las mujeres.

Dichos síntomas pueden ser :

El abdomen desciende (la panza parece estar más baja), porque desciende el bebé también, al colocarse listo para salir (“encajarse”). Esto alivia un poco la pesadez que siente la mamá en su esternón, pero presiona en cambio la vejiga y vuelve aquella necesidad de orinar con frecuencia, tan típica del primer trimestre.

Al bajar la cabeza y encajarse, pueden disminuir los movimientos fetales, pero no desaparecer. Hay que tener en cuenta este dato, prestando mucha atención a que todos los días la mamá sienta con certeza que su bebé se mueve.

Por la tarde o por la noche, pueden aparecer un tipo de contracciones musculares o pinchazos en la parte baja del abdomen, pero que no son aún rítmicas y suelen desaparecer o disminuir. No se trata de las contracciones de parto, pero son las que permiten ir preparando el útero.

Al dilatarse el cuello del útero, se desprende el tapón mucoso, aunque muchas mujeres no perciben esto o no les sucede. Dicho tapón, es una gran cantidad de flujo mucoso, algo oscuro o incluso sanguinolento. En los casos en que el tapón aparece, tiene lugar unas 24 a 48 horas antes del parto, según el Dr. Miguel Tacconi , pediatra y neonatólogo, autor de “Mamá y papá deben saber. Desde la concepción hasta el primer año de vida”.

Suele aparecer o aumentar el dolor de espalda y se presentan otros síntomas generales como gases, inquietud, dolor de cabeza y hasta vómitos en algunos casos.

Puede romperse intempestivamente la bolsa, aun cuando no lleguen las contracciones del embarazo. En ese caso, se deberá acudir de inmediato a la clínica y/o llamar a la partera para que evalúe la situación. Seguramente ella le preguntará a la mamá por el olor y color del líquido que se perdió, como también la cantidad. Si se trata de una pérdida por rotura de la bolsa (y no una pequeña grieta), lo más seguro es que se dé paso a la internación previa al parto, aunque será el médico quien revise la  situación.

La Importancia de las Contracciones

Lo más común en el relato de las embarazadas, sin embargo, es que el parto comienza a definirse con las contracciones. Un endurecimiento del abdomen que aumenta progresivamente. Pueden comenzar cada 10 a 15 minutos, y aunque lo habitual es que sean dolorosas, algunas mamás afortunadas cuentan no haberlas sentido así nunca. Por ejemplo, Fernanda dice: “Tenía contracciones sin sentir ningún dolor, así que pensé que no eran de parto. Igualmente, iba a consultar a mi médico, pero sin prisa. Pero cuando le comenté a mi mamá por teléfono que las contracciones eran cada 10 minutos, me mandó corriendo al hospital: ¡Llegué con cuatro centímetros de dilatación! Así siguió aumentando, sin sentir casi nada.” Por eso, no es tanto el dolor como la frecuencia y duración del ciclo de contracciones lo que debe poner alerta a la embarazada.Las contracciones son el motor del parto porque provocan la dilatación del cuello uterino y el posterior nacimiento del bebé. Llegan  a sucederse cada dos minutos aproximadamente, y en estos momentos, ya en la sala de partos, la colaboración de la madre es fundamental, sostiene el Dr. Tacconi. Para él, la preparación psicofísica adecuada previa al parto es, por esta razón, muy importante. Después, con los pujos asoma la cabeza del bebé. Estos se producen por una necesidad fisiológica provocada en la mamá por la presión sobre el recto; o, en el caso de estar anestesiada y no sentirla, la partera indica a la mamá el momento en que debe pujar. Una vez que el bebé saca la cabecita, su boca se abre, los pulmones se insuflan (llenan de aire) y comienza a llorar, en casi todos los casos, aunque no hay que asustarse si no lo hace de inmediato.

El Mundo Exterior

Una vez afuera, la sala de partos es una fiesta. La mamá y el papá (en el caso de que esté presente) son los protagonistas, junto con su hijo, pero los médicos y sus colaboradores no dejan de celebrar también el nacimiento, felicitan a la mamá, preguntan el nombre del niño, y sin embargo, siguen adelante con su trabajo, pues no ha terminado todo. Falta limpiar al bebé y evaluar sus condiciones, por un lado; asistir la expulsión de la placenta y coser puntos, si hubo episiotomía, por el otro. Y ahora sí, es el momento de descansar la mamá y disfrutar, más tarde, del recién nacido. En esta última etapa, una mamá quiere añadir un consejo: “No privarse de poner al bebito sobre el cuerpo, de sentir su calor, de darle el calorcito propio que el bebé estará extrañando, acercarlo a escuchar los latidos de corazón y prenderlo al pecho todo el tiempo que quiera, sólo por contacto, sin estar pendientes del reloj ni de lo que mandan los libros.”

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.

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