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Los 52 meses de tu hijo:

Obediencia, la virtud humana propia de los cuatro años

Obediencia, la virtud humana propia de los cuatro años

En esta nota el Doctor en Pedagogía, David Isaacs explica porqué la obediencia es el primer escalón que el niño debe empezar a subir para ir adquiriendo las demás virtudes y culminar en la alegría de una madurez natural.

Obediencia, la virtud humana propia de los cuatro años

Para determinar que virtud es más adecuada para cada etapa de la vida se tienen en cuenta los rasgos estructurales de la edad en sí, y la naturaleza de cada virtud. Es claro que cada madre utilizará el esquema más flexible que vea conveniente para su hijo. Seguir una guía sirve para reflexionar sobre la base de algo que permita ver después los avances y poner las metas que vengan mejor. El Dr. Isaacs explica que “se trata de cultivar de un modo preferente la virtud que proporciona mayores posibilidades para que el hijo desarrolle sus puntos fuertes al servicio de los demás y, a la vez, tienda a fortalecer sus puntos débiles”.

Porqué la virtud de la obediencia

Porque antes de los siete años los niños apenas tienen uso de razón, y lo mejor que pueden hacer es obedecer a sus padres con cariño. Mientras más caso se haga en cosas chicas a esta edad, les resultará más fácil no recibir tantas indicaciones más adelante.

“El punto clave de la obediencia la produce el grado de exigencia de los padres y el secreto es  exigir mucho, pero en pocas cosas, dando indicaciones muy claras, sin confusión”

El Dr. Isaacs aclara que los motivos más pobres para obedecer son el miedo y el no tener más remedio (“si no queda otra”). En cambio el amor a los padres, a los hermanos, es el primer paso para unir la obediencia a otra virtud que está muy unida a ella: la generosidad. En una misma acción se dan las dos y así se van construyendo las bases firmes de la personalidad madura.

Otro motivo del porqué enfatizar en la virtud de la obediencia es que los padres tienden a dejarla de lado porque piensan que obedecer supone la negación de la libertad, de la iniciativa, de la creatividad.

El niño que obedece lo hace porque reconoce la autoridad de la persona que manda. Por eso es tan importante ejercer la autoridad con inteligencia, cariño y comprensión. Sería un error mandar por comodidad, sin razones o pidiendo imposibles o extravagancias. La razón de obedecer para un niño de cuatro años está en que me lo dice mamá, que sé que me quiere, y desea lo mejor para mí.  En este contexto se aclara la expresión “El que obedece nunca se equivoca ”.

¿Obediencia vs. libertad?

Todo lo contrario. Justamente la obediencia es la causa de la verdadera libertad, porque, según explica este especialista en educación, lo que más esclaviza es el apego a la propia voluntad, cuando esta no tiende al verdadero bien.

En esta edad aparecen los “no” y es el momento de comenzar la ardua tarea de formar la  voluntad de los niños: “Antes papá sabía todo, y ahora no tanto y el niño empieza a exigir que le den razones para obedecer”.

Según la definición que aporta este autor la obediencia,  “acepta, asumiendo como decisiones propias, las de quien tiene y ejerce la autoridad, con tal de que no se oponga a la justicia, y realiza con prontitud lo decidido, actuando con empeño para interpretar fielmente la voluntad del que manda”

Para aplicar esta definición se requiere del apoyo de todos lo integrantes de la familia. Hoy no es fácil que los niños obedezcan, parece que fueran más salvajes e independientes. Les es más fácil faltar al respeto, pero no todo está perdido, el secreto está en formar una obediencia inteligente en los chicos. Esto es lo contrario a una obediencia a ciegas, se trata más bien de dar confianza y facilitarles la iniciativa dándoles los motivos de importancia a su acción. Es distinto decirles: -¡Anda a dormir ya!” que –Si vas a dormir ahora, mañana vas a tener más fuerza para jugar, para ayudar a mamá, etc.

Principios útiles para ganar autoridad y respeto ante los hijos

La psicóloga Cecilia Domich de la revista Hacer Familia sugiere:

1. Conviene cumplir el rol de padre, luego el de amigo: Sin dejar de lado el trato cariñoso y comprensivo, el padre no está a la misma altura que el niño y las decisiones que como padre toma no se negocian.

2. Tratar de no dar tantas explicaciones: No es necesario ofrecer una explicación racional cada vez que le ordena algo al niño. Si es importante darlas cuando le ayude a ver más claro la necesidad de obedecer

3. Acuérdese de quién es el que manda: En el fondo, los padres mandan porque saben más, tienen más experiencia y la autoridad para enseñar y educar.

4. Respeto a la privacidad de los padres.

5. Demuestre que usted también es respetuoso. Educar con el ejemplo también se aplica en el caso del respeto. Refiérase a sus mayores en forma respetuosa y evite las descalificaciones. Los niños oyen y archivan en su mente los gestos, palabras y modos del adulto aún cuando se piense que están absortos en sus propios juegos.

Clave del Dr.  David Isaacs para los padres que intentan educar en la virtud de la obediencia:

“Las tres virtudes que recomendaría especialmente para los padres de familia son la perseverancia, la paciencia y el optimismo”.

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