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Los problemas para conciliar el sueño en los niños

Los problemas para conciliar el sueño en los niños

Es frecuente que los niños presenten algún grado de dificultad para conciliar el sueño y hay varios motivos que pueden desencadenarlo. Cuáles son los hábitos que hay que favorecer. Causas y consejos para solucionar un mal que desvela a todos.

Los problemas para conciliar el sueño en los niños

Es frecuente que los bebés sólo puedan iniciar el sueño con el papá o la mamá. Si el niño superficializa el sueño y se despierta, para volver a dormirse va a requerir de los mismos elementos que le permitieron dormir antes, vale decir a su papá o mamá. Esto puede repetirse en una noche hasta el cansancio.

Es diferente el resultado cuando el niño se duerme con su osito o con el entorno de su dormitorio, ya que esto le permite tener una cierta autonomía en el inicio del sueño. Los niños no tienen insomnio por preocupaciones, como ocurre en los adultos, los niños tienen insomnio por falta de una adecuada higiene del sueño.

Causas de trastornos de sueño en el niño

Los niños pueden considerar que la hora de dormir es un momento en que son alejados del amor y la protección de sus padres. Es evidente, por tanto, que los conflictos conyugales potencian esta problemática. Las experiencias que pueden provocar trastornos del sueño infantil son:  

  • Dormir en la cama de los padres;
  • Accidentes o enfermedad del niño o de algún familiar;
  • Separación o ausencia de la madre y/o el padre (por trabajo, viajes, etc.);
  • Depresión materna posparto prolongada;
  • Una actitud materna insegura o contradictoria en la crianza del niño.

El insomnio por falta de una adecuada higiene del sueño, es el trastorno de infantil más frecuente.  Los padres relatan que el chico "nunca" ha dormido bien y que tiene, desde siempre, múltiples despertares nocturnos. La principal característica de este tipo de insomnio es la dificultad para que el niño inicie el sueño solo y los frecuentes despertares durante la noche reclamando a sus padres.

La ansiedad de separación y el temor para iniciar el sueño muchas veces se desencadenan cuando el niño comienza a ser dejado en una guardería. En mayores de 4 años, los trastornos  pueden presentarse a través de pesadillas, episodios de terror nocturno o simplemente miedo a los ruidos, la oscuridad, los  monstruos y ladrones, entre otros. No siempre lo dicen abiertamente, a veces inventan tácticas para ir postergando la hora de iniciar el sueño.

A medida que el niño va creciendo, adquiriendo vocabulario y más control de su entorno se van complicando los momentos de iniciar el sueño. Ahora es él, el que indica a los adultos qué deben hacer para dormirlo. El niño pide que le canten, que le traigan agua, dormir con los padres, dormir viendo televisión, etc. Nada de ello favorecerá las correctas rutinas de los hábitos del sueño y mucho menos solucionará el problema.

Tratamiento de trastornos de sueño en niños

Una vez detectado el problema puede consultarse al pediatra de la familia o buscar una adecuada orientación profesional. Los cambios en los hábitos llevan tiempo y es fundamental el apoyo de los padres y el estímulo afectivo para sostenerlos. Te presentamos algunas recomendaciones generales y otras que varían según la edad del niño.

Recomendaciones generales para favorecer hábitos de sueño

  • Constancia en el horario de inicio del sueño. Debe cumplirse siempre la rutina de indicarle ir a la cama con muy pocas modificaciones.
  • El niño no puede dormirse en la cama de los padres. Puede permitirse ocasionalmente que duerma en la cama de uno de sus hermanos.
  • Se deben evitar a toda costa los programas de televisión que presenten algún grado de violencia, terror o excitación.
  • Mucho mejor que la televisión es compartir con uno de los padres la lectura de un cuento, o un momento previo de conversación antes de iniciar solo el sueño.
  • Se puede ofrecer un baño nocturno relajante.
  • Se puede aceptar que duerma con una luz encendida o con la puerta abierta.
  • Sólo el pediatra puede autorizar el uso de medicamentos para dormir en muy contados casos.

Recomendaciones particulares para favorecer hábitos de sueño

Recién nacido

  • Cuando el bebé esté listo para dormir, pero estando aún despierto, colóquelo en el “moisés”. Su último recuerdo despierto debe ser el entorno de la cuna y no la presencia de la mamá. Así irá aprendiendo a dormirse solo y no requerirá la presencia de los padres cada vez que quiera iniciar el sueño. Debe aprender a dormirse solito.

Dos a cuatro meses del bebé

  • Disminuya gradualmente la frecuencia de alimentación durante la noche, siempre que su pediatra lo avale.
  • Nunca despierte al niño en la noche para alimentarlo. En todo caso espere que él pida su alimento.

Seis meses del bebé

  • Acueste al niño con un osito o su muñeco de peluche preferido. Será asociado por él inconscientemente al comienzo del sueño y a la vez se sentirá acompañado y protegido.
  • Deje abierta la puerta del cuarto del bebé.
  • Puede dejar una luz suave o velador con motivos infantiles.
  • Durante el día brinde afecto al niño si manifiesta temor por la separación.

Un año del bebé 

  • Una muy buena rutina para el niño es leerle un cuento antes de dormir. Le condiciona el sueño, se relaja y pone la mente en otra cosa. Además, mejora la comunicación con los padres y a la vez colabora en darle un futuro hábito de lectura.
  • Una vez colocado el niño en su cama y terminada la rutina de la lectura, el niño debe permanecer allí. El niño debe ser capaz de conciliar el sueño solo. Hay que hacer caso omiso de las protestas o rabietas. Se debe mantener siempre una actitud tranquila pero firme.
  • El niño puede ser pasado de la cuna a una cama a los 2 años de edad. Puede adelantarse este paso si el niño ya ha aprendido a trepar los barrotes de su cuna.

Cómo enseñar el hábito de dormir bien a un niño:

Los dos hábitos más importantes que debe aprender un niño son el de comer y el de dormir correctamente. Hay dos claras funciones fisiológicas que el niño trae con su biología: comer y dormir. Pero la biología no es todo, hace falta completar la tarea con educación.

Los niños aprenden a comer correctamente según las normas sociales que les rodean. Los occidentales lo hacen sentados en sillas, comiendo en platos que apoyan sobre una mesa y emplean unos instrumentos que denominamos cuchillo, cuchara y tenedor. En Oriente en cambio se come sentado en el suelo, con un pote en la mano donde se coloca la comida y utilizando palillos. Ambas conductas están bien y se consideran hábitos correctos. Las normas adecuadas tanto en Oriente como en Occidente las enseñan los padres.

Con el sueño sucede lo mismo. Los niños pueden aprender a dormir acompañados por la madre, el padre, por ambos padres, o solos y hacerlo en el piso, en el sofá, en la cama de los padres, o en su cama. Las normas que acompañan al acto de dormir deben ser dictadas también por los padres y ser coherentes con las normas sociales imperantes.

En nuestro medio, un niño a partir de los 6 meses debe iniciar el sueño solo, sin llanto y debe tener una duración de al menos 11-12 horas seguidas, sin despertares que lo interrumpan. Puede utilizar un osito de peluche como "acompañante", debe dormir en su cuna, y en su dormitorio.

Para enseñar un hábito es muy útil asociarlo a las cosas vinculadas a este. Por ejemplo la función fisiológica de comer la asociamos a la sillita de comer, el plato, la cuchara, y el tenedor. El repetir esta asociación de elementos externos y la función fisiológica, condiciona en el niño un buen hábito de comer cuando se encuentra con los elementos adecuados en el horario adecuado.

Con el sueño se produce un mecanismo parecido. El niño debe aprender a iniciar el sueño solo, asociando la función fisiológica de dormir con los elementos externos como son su pijama, su cama, su dormitorio, el osito de peluche, su chupete y los demás elementos ornamentales de su habitación. La actitud de los padres es fundamental porque son los que comunican seguridad al niño y además quienes deben enseñarle las normas.

Cuando un niño es sentado por primera vez en la mesa, los padres no esperan que sepa utilizar correctamente el cuchillo, la cuchara ni el tenedor, ni que se sirva la bebida ni que condimente su comida. Ellos saben que el niño debe aprender a comer y que para ello hay que enseñarle. No se angustian y al día siguiente vuelven a intentarlo de la misma forma. Esta actitud de seguridad va dando confianza al niño que después de repetir la misma acción múltiples veces acaba realizándola correctamente. Con el sueño debe ocurrir lo mismo. Los padres deben saber que los niños tienen que aprender a dormirse solos, transmitirles esto y nunca comunicarles inseguridad.

Nota elaborada por el Centro de Diagnóstico Dr. Enrique Rossi

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