Bebé

El vínculo entre la madre y el recién nacido

El vínculo entre la madre y el recién nacido

Aunque los bebés a esa altura de su vida no pueden expresar sus sentimientos, la relación que tienen con su madre va más allá de las palabras. La unión debe se nutre desde los actos y el cariño.

El vínculo entre la madre y el recién nacido

En el momento del parto, la visión de los bebés no es buena, pero en el segundo en que su madre lo carga y comienza a hablarle, sus ojos se abren y enfocan al rostro de su mamá instintivamente. Esto es porque desde el vientre, ellos pueden escuchar la voz de su madre y la pueden distinguir perfectamente de otras voces extrañas. Cuando nace, sabe quién es su madre y puede sentirle incluso desde su olor.

Otro recuerdo que tienen los recién nacidos del embarazo tiene que ver con el movimiento. Al haber estado nueve meses de inquilinos en el vientre materno, una vez en el mundo les resulta muy reconfortante que sus mamás los carguen en brazos y caminen.

Lactancia

Cuando el bebé es recién nacido y llora porque tiene hambre, realmente no sabe qué está pasando, por lo que cuando su madre le provee de la solución mágica se convierte en su salvadora. Con cada comida, la madre le asegura a su hijo que siempre va a estar ahí para cuando la necesite. En el momento en que el bebé se da cuenta de que sus necesidades están siendo atendidas va a comenzar a llorar menos.

Uno de los primeros objetos en que el bebé va a enfocarse es el rostro de su mamá. El campo de visión de los recién nacidos es de 12 pulgadas por lo que a la hora de darle de mamar o la mamadera la cara de su madre es lo único que va a mirar y de lo que cada día se enamora más.

Bebés malcriados

No existe tal cosa como un bebé recién nacido malcriado. Para poder malcriar a un niño es necesario que éste tenga suficiente memoria cognitiva como para poder llegar a la siguiente conclusión: “la última vez que lloré mi mamá me alzó así que si lo hago de vuelta…”.

Por lo que está bien que cada vez que el niño llore su madre corra a satisfacerlo. Cuanto más confortante y mimosa mejor. Si una está tranquila y mantiene la calma, le transmite a su hijo que todo va a estar bien.

Lo importante es nutrir el vínculo entre madre e hijo en cada acción y en cada palabra. El niño debe sentir constantemente el amor de su mamá a través de sus caricias, de su atención, de sus palabras y su cuidado para saber que está protegido y tiene una familia que lo ama.  

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